Con la llegada de las vacaciones estivales se nos presenta una oportunidad de oro para aprovecharlas, entre otras cosas, para descansar y desconectar del trabajo. Las obligaciones de cada día, los problemas que se nos presentan y el estrés que vamos acumulando llenan progresivamente un supuesto contenedor que, de alguna manera, tenemos que vaciar si queremos seguir rindiendo con productividad y como debemos en nuestro trabajo.

Con la llegada de estas esperadas fechas te vas a encontrar, de un día para otro, con jornadas completas destinadas a descansar, a desconectar y a olvidarte de tus obligaciones laborales. Por fin vas a poder romper con esas costumbres y hábitos diarios, para recuperarte de todas esas circunstancias que terminan por minar tu capacidad de trabajar con productividad.

Es muy probable que te hayas pasado casi un año entero —si no eres de los que fraccionan las vacaciones— sometiendo a tu mente y a tu cuerpo a las pesadas rutinas diarias, a las obligaciones inherentes a tu puesto de trabajo, a cambios —más frecuentes de lo deseado— de prioridades y planes, así como a muchas urgencias. Seguramente, todo esto te habrá hecho pagar un alto precio y te habrá resultado estresante.

A ciencia cierta llevarás, hasta ahora, meses y meses acumulando el desgaste que te supone:

Y por fin han llegado, o están muy próximas a llegar, esas fechas tan deseadas. En las que, probablemente, tengas muchos planes para tratar de romper ese ritmo trepidante que se ha transformado en rutina. En las que vas a procurar interrumpir y cambiar esa inercia diaria que te hace moverte al son de lo que otros tocan. En las que vas a intentar frenar y cambiar ese modo de vida y ajustar tu ritmo vital a la nueva situación que suponen las vacaciones y el ocio. Y, sobre todo, desconectar y descansar de tu trabajo.

Tal vez nadie te lo haya dicho, pero saber descansar y desconectar es una obligación más de cualquier buen profesional. Tu cuerpo y tu mente se fatigan y acumulan cansancio. Es tu responsabilidad cambiar el estrés y la ansiedad que acarreas cada día por paz y sosiego. Necesitas, aunque tal vez seas joven y no te des cuenta, reponer fuerzas y recargar tus pilas y, para ello, deberás aprovechar al máximo ese nuevo tiempo de asueto que te permiten las vacaciones.

Desconectar de tu trabajo durante este periodo vacacional no solamente se debería contemplar como un derecho, sino que, en realidad, es una obligación con la que hay que cumplir para descansar tu cuerpo y tu mente. De esta manera, a la vuelta al trabajo, podrás rendir plenamente con tus niveles de energía cargados al máximo. Es así como podrás recuperar tus capacidades, tu motivación, tu productividad y, por qué no decirlo, tus ganas de trabajar.

Para lograrlo, seguramente, debemos tratar de cambiar radicalmente las actividades diarias que veníamos realizando y para ello te voy a proponer unas ideas:

  • Recuerda que la delegación también es una opción muy productiva. Identifica con tiempo suficiente las tareas que veas que te van a quedar sin completar: si en realidad no se pueden posponer hasta que acaben las vacaciones, prepara a algún compañero que se pueda responsabilizar de ellas.
  • Desconecta tu móvil del trabajo y comunica este hecho a tus compañeros, a tu equipo y a las personas con las que te relaciones en la empresa.
  • Esto también incluye desconectar de tu aplicación de gestión del correo electrónico.
  • Programa en tu dirección de correo electrónico una respuesta automática para que, con cada nuevo correo entrante, el remitente reciba una contestación anunciando tu situación vacacional. Si te es posible, incluye algunas opciones a las que puedan recurrir para solucionar sus necesidades.
  • También te recomiendo que silencies tus grupos profesionales de WhatsApp, pero previamente, anúnciales las fechas en las que no vas a estar disponible.
  • Olvídate de las cosas que te puedan recordar a tu trabajo, como puede ser un ordenador. Tenerlo presente y utilizarlo te puede tentar a “ver cómo van las cosas” y caer en la trampa de volverte a enganchar con lo que querías olvidar durante unos días.
  • Asume con naturalidad y responsabilidad que no eres imprescindible. No tengas miedo, la empresa seguirá funcionando sin ti.
  • Cambia tus rutinas: es el momento de desconectar las alarmas y cambiar las costumbres horarias que mantienes durante el trabajo.
  • Olvídate del reloj por unos días. No te lo pongas y asume que en vacaciones los horarios no pueden ser tan rígidos. Disfruta de esta posibilidad que no se da en el resto del año.
  • Busca nuevas actividades; ocupa tu mente con nuevas cosas que no realices habitualmente.
  • Aliméntate bien y revisa tus hábitos en este aspecto tan importante de tu vida, ordena tus comidas, hazlas más saludables. Comer sano también puede ser otra manera de desconectar.
  • Puede ser un buen momento, si no las realizas, para empezar a practicar actividades físicas. No se trata de machacarte hasta la extenuación, sino de cambiar tu ritmo de vida.
  • Involúcrate en vivir el momento presente, el ahora, disfrutando al máximo con cada pequeña cosa que puedas hacer y, sobre todo, valorando cada instante que pases con los tuyos. Probablemente no te des cuenta de que pasas la mayor parte del tiempo pensando en el futuro o en el pasado, olvidando el presente que ahora puedes disfrutar de manera consciente.

Disfruta de las vacaciones y de las buenas compañías para conseguir un descanso saludable y de calidad. Si consigues desconectar realmente de tu trabajo y descansar como te mereces, podrás regresar totalmente renovado, con tu motivación a punto y con tu batería recargada.

Si aprovechas adecuadamente esta circunstancia, seguro que tu creatividad, tu productividad y tus resultados se verán recompensados.

Es tu responsabilidad aprovechar esta oportunidad para desconectar y descansar. Para conseguir que, cuando retomes tu trabajo, te encuentres en las condiciones óptimas y con las energías suficientes para asumir los nuevos retos que, seguro, llegarán.

 

José Ignacio Azkue