Probablemente no. La rechazaríamos o al menos trataríamos que el proveedor nos la entregara dispuesta para dar el 100% de su capacidad.
Esta actitud es lógica, se paga para que nuestras inversiones sean productivas.
¿Pero qué pasa con las personas? ¿Habéis calculado o medido la productividad de vuestros empleados, compañeros, subordinados o la vuestra?
En este campo tenemos un grave error de concepto. Pensamos que por hacer cosas, trabajar y trabajar o incluso meter horas extras ya somos productivos. Eso no es así.
Estudios recientes indican que de promedio se dedica entre un 20% y un 25% de la jornada al correo electrónico. ¿Habéis contratado a vuestros empelados, os han contratado a vosotros para que mal gestionéis el correo electrónico y sea una fuente de improductividad?
¿Alguien os ha explicado cómo tenéis que enfrentaros a él y gestionarlo correctamente? Si es que no, algo deberías hacer.
El correo es una fuente por donde se escapan de manera improductiva cientos de horas al año y lo peor es que no somos conscientes de ello.
Lo mismo ocurre con las interrupciones. ¿Sabéis tratarlas?, ¿sabéis como evitarlas?, ¿sabéis el coste que tienen?
Deberíamos estudiar primero el número de interrupciones que tenemos cada día, nosotros y nuestra gente.
Este caso es peor y más demoledor que el del correo electrónico. Vamos a poner un ejemplo.
Supongamos que estamos trabajando en una tarea importante que nos va a llevar una hora. Recibimos a lo largo de esa hora 6 llamadas de teléfono, cosa que creo que no va a extrañar a nadie. Como es natural las atendemos y entre llamada y llamada finalizamos la tarea.
No voy a entrar en el supuesto, muy normal por otra parte, de que dejemos este trabajo que estábamos realizando sin finalizar y empecemos otro que nos ha llegado a través de la interrupción del teléfono. Esto sin duda alguna, es la peor de las opciones, la menos productiva de todas, pero vamos a ignorarla por esta vez, en otra ocasión trataremos este tema que llamamos “multitarea
Si esto nos ocurre todos los días, a lo largo de un año, cosa también muy probable (recordemos la situación, queremos trabajar durante una hora en una tarea importante y nos llaman 6 veces por teléfono), estas interrupciones nos ocasionan una pérdida acumulada de 15 jornadas laborales de 8 horas cada año. ¡Casi un mes entero de trabajo!
¿Calculamos lo que cuesta ese tiempo en salarios, en oportunidades perdidas y en cosas que hemos dejado de hacer porque no llegamos…..?
Pero centrémonos en el supuesto en el que estábamos, un trabajo de una hora. ¿Qué pasa el resto de la jornada? ¿Cuántas veces nos interrumpen nuestros compañeros o colaboradores? ¿Añadimos aquí también las interrupciones del correo electrónico? ¿En cuanto lo cuantificamos? ¿Somos productivos?
Productividad, ese es el problema, una baja productividad y no somos conscientes de ello. Aceptamos interrupciones, problemas de otros, somos reactivos y reaccionamos con todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Volviendo al título del artículo, no compraríamos esa máquina, creeríamos que nos están estafando. Pensemos si en realidad nosotros y los que nos rodean, estamos en la situación de esa máquina. Llamemos a nuestro proveedor, llamemos a quien nos pueda ayudar.
Paremos de una vez y analicemos donde estamos, lo que nos ocurre y lo que nos ocasiona y si nos atrevemos cuantifiquémoslo. Verás que rentable es cualquier cosa que hagas en pos de tu productividad.

 

José Ignacio Azkue