Hace unos días tuve la ocasión de impartir un seminario en la Escuela Europea de Coaching de Valencia sobre algunos aspectos de productividad personal.  Entre los comentarios en el turno de preguntas  surgió la distinción entre tarea y proyecto. Las distinciones, tan importantes en el coaching para facilitar la acción, también lo son en la productividad personal. Una distinción que es determinante en el éxito de las personas es la de tareas de preparación y tareas de resultados.

Nos encontramos con frecuencia con personas que se pasan el día trabajando pero que consiguen pocos resultados. Personas que se van a casa con la sensación de impotencia que se tiene cuando los resultados no acompañan al esfuerzo.

En muchos casos estas personas no conocen la distinción entre tareas de preparación (aquellas que forman parte del proceso para conseguir un resultado) y tareas de resultados (aquellas que culminan con el logro de lo planificado).

Por ejemplo: supongamos que yo soy comercial y  me planteo el objetivo de vender un nuevo producto a 10 clientes. Mis tareas de preparación pueden ser: estudiar el producto, analizar a la competencia, prepararme un argumentario, elaborar una lista de posibles clientes con sus teléfonos, diseñar una oferta de primer pedido.  Mis tareas de resultados serán: hacer llamadas telefónicas para concertar citas y hacer las entrevistas cara a cara para cerrar la venta.

Las tareas de preparación suelen ser tareas que hacemos con comodidad, solemos estar en zona de confort. Las tareas de resultados nos suelen exigir que salgamos a la zona de expansión, ya no las hacemos con soltura porque nos exigen un esfuerzo adicional; en ellas está el premio al esfuerzo. De nada sirve pasarse el día haciendo tareas de preparación si no hago las de resultados.

Cuando tenemos la ocasión de mostrar a nuestros clientes la distinción entre tareas de preparación y de resultados es como si nuevas oportunidades se abrieran ante ellos. Alguno me ha llegado a comentar “eso es como si en un partido de fútbol tu equipo tiene el control del balón pero no dispara a puerta; claro, no mete goles”. Pues así es, trabajar durante todo el día en las tareas de preparación y no dedicarte un tiempo a las de resultados trae como consecuencia no meter goles, no conseguir resultados.

Una recomendación: cada día cuando planifiques tu trabajo, pregúntate si estás incluyendo tareas de resultados. ¿Quieres meter goles o mantener el balón?

 

Javier Arnal