En estos últimos años de crisis, la productividad personal está volviendo a estar de moda. Debemos mejorar nuestra competitividad y nuestra productividad si queremos estar en la cresta de la ola y llegar a ser un referente mundial en cuanto a industria y servicios.

Durante el siglo pasado se dedicó mucho esfuerzo a mejorar la productividad del trabajador manual. Ésta creció exponencialmente y prácticamente se ignoró la del trabajador del conocimiento, que se estancó y durante este siglo está decreciendo.

Cuando se habla de ser más productivos, entendemos que hay que hacer más en menos tiempo. En productividad personal hoy esa afirmación se considera obsoleta ya que no se trata de hacer más, sino de hacer con más calidad.

Cualquier persona antes de incorporarse al mundo laboral ha tenido que cumplir una serie de etapas formativas. Seguramente habrá recibido mucha formación, incluso de forma muy específica para su futuro desempeño. Prácticamente con toda seguridad, no habrá recibido ni una hora de formación, en la que se le explique, cómo la productividad personal le puede ayudar en sus estudios, en la que se le explique, antes de la incorporación al trabajo, cómo desarrollarlo eficazmente y lo más importante, cómo gestionar todos los inputs que día a día y de manera constante e implacable van a bombardear su productividad personal.

¿Alguien nos ha enseñado alguna vez qué es eso de la productividad personal?, ¿en qué consiste?, ¿cómo nos puede ayudar en nuestra etapa de estudiante, en nuestra faceta profesional e incluso en nuestra vida particular?. ¿Qué necesito para ser una persona altamente productiva?, ¿no nos debe  preocupar hasta encontrar nuestro primer empleo?

Una de las funciones y no dudo que también una de las finalidades del sistema educativo, es formar buenos profesionales, sean cual sean sus futuras responsabilidades o puestos de trabajo.

¿En qué medida está cumpliendo su función? No hay ninguna formación específica que se dé a los estudiantes para la gestión de su trabajo, su planificación diaria y semanal, para la revisión de sus objetivos, planificación de trabajos y proyectos. Entonces, cómo pretendemos que hagan bien su trabajo, el de estudiar y desarrollarse si no empezamos por lo más básico.

La productividad personal tiene que entrar a formar parte de nuestro currículo desde nuestra etapa de estudiantes. Desde nuestra formación debemos adoptar hábitos que nos ayuden a progresar y a orientarnos con perspectiva hacia nuestros objetivos. No debemos esperar a incorporarnos a nuestro nuevo trabajo para tomar conciencia de que se nos va a medir, más por nuestra productividad, que por nuestros conocimientos.
José Ignacio Azkue