Los tiempos han cambiado y un trabajador del conocimiento puede ser, hoy en día, productivo y efectivo  trabajando desde su casa como si estuviera en su propio puesto de trabajo, en su empresa. Gracias a los avances informáticos y tecnológicos, cada vez más gente tiene la oportunidad de evitar desplazarse hasta “su trabajo” para cumplir con sus obligaciones laborales.

Parece ser que hoy, en España, esto lo realizan cerca de un 8% de los trabajadores. En Europa, también  en esta ocasión están por delante de nosotros ya que cerca de un 15% de los profesionales realiza sus tareas o parte de ellas desde su domicilio.

Tengamos claro que esta modalidad de trabajo no tiene que por qué significar que la totalidad del mismo se realice desde casa; puede haber ocasiones en las que un empleado decida que para hacer mejor ciertas tareas, las lleve a cabo desde su propia casa, sin desplazarse hasta su centro de trabajo. Conozco varios casos en los que se da esta circunstancia y los resultados obtenidos son siempre muy buenos.

Este cambio puede representar un importante reto para las empresas u organizaciones y, también, para el individuo. Para las primeras porque tal vez hayan de modificarse las mentalidades de sus dirigentes, haya que hacer transformaciones en sus estructuras, en la manera en la que se relacionan sus miembros, e incluso en herramientas y aplicaciones para gestionar el trabajo de otra manera. Y todos estos cambios pueden llegar a generar resistencias que terminen por cerrar la posibilidad de que los miembros de estas empresas puedan cumplir con sus obligaciones, o con parte de ellas, desde su casa.

Pero retos importantes se le presentan  al individuo porque ante esta posibilidad  se va a tener que enfrentar a cambios que en ocasiones pueden representar ventajas, pero también se va a encontrar ante dificultades que perjudiquen el buen hacer de su trabajo. Veámoslas:

  • Se pueden tener menos distracciones:

Muchos trabajadores se quejan de la dificultad para poder concentrarse en sus lugares de trabajo. Esto representa un verdadero problema para su efectividad y productividad, y en general lo achacan a los ruidos, la falta de intimidad o simplemente porque hay compañeros y elementos junto a su puesto de trabajo que les ocasionan continuas distracciones y despistes de su atención. Trabajar desde casa es una buena opción para quienes necesitan crear sus propias condiciones de trabajo con el fin de hacerlo con absoluta concentración.

  • Posibilidad de trabajar con horarios mucho más flexibles:

Si trabajas desde tu casa probablemente puedes elegir cuándo empezar, cuándo descansar y cuándo terminar tu jornada laboral. Esto es importante si tenemos en cuenta que cada persona puede tener diferentes momentos en los que encuentre su periodo de máxima productividad. De esta manera podrá compaginar trabajos domésticos con trabajos profesionales, aprovechando los mejores instantes para estos últimos, lo que redundará en su calidad y productividad.  Por ejemplo, se puede madrugar para hacer un trabajo que requiera mucha concentración sin distracciones durante una o dos horas y después poder acompañar a los hijos al colegio,  sin que esto represente un conflicto para la persona porque, además, le servirá de desconexión para continuar después con su trabajo.

  • Ahorro de tiempo y dinero

Muchas personas tienen que dedicar buena parte de su tiempo para ir y volver a su lugar de trabajo. Bien porque viva relativamente lejos de éste o en muchas ciudades en las que el tráfico es un problema casi diario en los desplazamientos. Estas cuestiones requieren para muchas personas una dedicación en tiempo considerable que, en todas ocasiones, supone una merma en el espacio que le dedica a su ocio, a su descanso o a su vida familiar. Y esto tiene sus consecuencias, y son siempre negativas. Estos desplazamientos también suponen una carga en el estrés de estas personas, que llegan a su puesto de trabajo muchas veces en unas condiciones que no son las óptimas para el desempeño de sus funciones.  Trabajar desde casa se convierte, ante esto, en una gran ventaja, pues permite ahorrar tiempo en el traslado de un lugar a otro. Pero también se disminuyen los gastos en combustible o en transporte público, y esto de por sí ya es una ventaja económica para estas personas. Además  también representa una mejoría en nuestra aportación de elementos contaminantes en el medio ambiente.

Podríamos seguir enumerando más ventajas, como pueden ser: el ahorro en vestuario, estar más cerca de tu familia, aumento de tu autonomía, la más fácil integración laboral de personas con discapacidades, evitar situaciones de acoso laboral por parte de compañeros, jefes tiránicos, etc.

Pero también puede suponer, como decíamos, ciertas desventajas.

  • Falta de contacto con el resto de compañeros

El ser humano es un animal social que necesita relacionarse con sus semejantes, sobre todo si tienen alguna afinidad en común, y el trabajo puede ser una de ellas. Ante la ausencia de este contacto,  no poder conversar en algún momento con un compañero, no tomar un simple café para tener una breve charla, no tener al lado a un compañero al que consultar una duda, puede causarnos problemas por sentirnos aislados.

  • Si no las controlamos podemos llegar a tener más distracciones.

La posibilidad de caer en la tentación de querer descansar cinco minutos viendo no sé qué en la TV  que se convierten en una hora, poner la ropa en la lavadora, atender a tu hijo que hoy está especialmente revoltoso, cocinar el almuerzo o la cena, que la familia no tome en serio tu trabajo y te moleste continuamente, solucionar pequeños problemas domésticos, etc. Si no se fijan horarios y se crean esquemas claros de trabajo, el resultado puede ser menor del esperado.

  • No tener una clara separación de lo que es personal y lo que es laboral.

Cuando tu espacio laboral y personal es el mismo, a veces te puede resultar difícil separar una cosa de la otra. Al desarrollarse en el mismo entorno, nos podría parecer dificultoso llegar a desconectar del todo. Es decir, se debe encontrar un punto en el que seamos capaces de diferenciar una cosa de otra, y esto puede que no sea tan fácil de lograr.

  • Falta de disciplina.

Cuando se trabaja en casa sin que nadie supervise constantemente el trabajo, es necesario  que la persona sea disciplinada, pues de lo contrario se podría acabar en la tentación de ir dejándolo todo para después. Esto puede ocasionar serios problemas de rendimiento y calidad en el trabajo diario.

Por otra parte, esta modalidad también puede generar beneficios para la empresa. Puede suponer una reducción de costos fijos como el alquiler, la manutención de las oficinas, electricidad, calefacción y agua, y  también  crear  beneficios intangibles, tales como la reducción del ausentismo laboral.  Además, puede permite contratar a personas de cualquier parte del mundo, facilitar la expansión geográfica o reducir problemas de convivencia entre empleados.

Evidentemente también pueden darse ciertas desventajas como pueden ser una mayor dificultad para motivar a los trabajadores, porque puede hacer sentir a estas personas que no son parte integrante de la empresa, con lo que su lealtad puede verse resentida; o  pérdida de control y comunicación informal entre los jefes y compañeros con el trabajador, ya que las comunicaciones, al no ser cara a cara, podrían ser mal interpretadas. Es más fácil que desaparezca una positiva atmósfera de verdadero trabajo en equipo.

He repetido en varios artículos que soy incondicional partidario de la flexibilidad en los horarios laborales, de la racionalización de éstos y de poder trabajar desde casa.

He conocido bastantes personas que gozan de esta especie de suerte y tienen la oportunidad de hacerlo así. Todas me han hablado de que las ventajas que les suponen esta posibilidad, son muy superiores a los perjuicios por hacer su trabajo desde su casa. Los inconvenientes, los problemas en general suelen estar solamente en la cabeza de caducos y obsoletos directivos, absolutos defensores del presencialismo a ultranza, y no en los resultados obtenidos por esta práctica.

La efectividad y la productividad en el trabajo no están en el lugar donde se trabaja, sino que serán el resultado de cómo y qué trabajas con independencia del lugar.

 

 

José Ignacio Azkue