Hay tanta confusión acerca de la procrastinación que lo mejor es hacer una pequeña reflexión para aclarar unos conceptos.
Procrastinar no se trata meramente de dejar algo para más adelante, aunque proceder así es parte de este problema.
La podemos definir como “el arte” de posponer, por lo general de forma reiterada, de un trabajo que de manera inevitable debo hacer.
La palabra de marras viene del latín, lo que significa que los romanos también la sufrían. Sus raíces son “pro”, que significa “delante de, en favor de” y “crastinus” que significa “del día de mañana”.
Como prueba voy a citar unas palabras de un romano por todos conocidos, Marco Aurelio, que ya en su época decía: “Piensa en todos los años que han pasado en los que te decías, lo haré mañana, y en cómo los dioses, una y otra vez, te concedían periodos de gracia de los que no has sacado ningún provecho”.
El significado de procrastinación abarca mucho más que su definición literal. Hay factores como la prudencia, la paciencia o el dar prioridad que nos hace dejar algo para más adelante. Tenemos que tener bien claro que en estos casos no podemos hablar de procrastinación como tal.
Cuando procrastinamos, lo hacemos de manera irracional, es decir, posponemos tareas de forma voluntaria pese a que nosotros mismos sabemos que esa dilación nos perjudica, sabemos conscientemente, que cuando actuamos así estamos yendo en contra de lo que nos conviene.
No debemos confundir dilaciones sabias e inteligentes con la procrastinación.
No es inteligente empeñarnos en cortar el césped del jardín porque está crecido, cuando la casa está ardiendo.
Lo inteligente es tomar la sabia decisión de posponer el segado del césped y atender el incendio de la casa.
Puede que no quiera posponer esta tarea tan acuciante, pero sepa que el precio a pagar, será demasiado alto.
El problema radica cuando no cortamos hoy el césped porque creemos que va a llover, al día siguiente porque va a hacer un día soleado y a la semana siguiente porque antes deberíamos de engrasar el cortacésped.
Ésta es la actitud irracional, la que hacemos a sabiendas de que nos estamos engañando a nosotros mismos y el no cortar el césped, nos va a dar como resultado que el aspecto de nuestro jardín no sea el adecuado.
Por si te hace sentir mejor, esta actitud es más común de lo que parece. Según multitud de encuestas el 95% de las personas, admite que procrastina y una cuarta parte de ese 95% señala que es algo crónico y recurrente. Evitarlo es una de las principales metas que todo el mundo dice tener.
Otro día y en otro artículo hablaremos de las causas, de por qué a sabiendas de que no está bien, de que nos perjudica, procrastinamos.

 

José Ignacio Azkue