Si tu idea fuera construir un cohete que te permitiera viajar hasta la Luna, casi con toda probabilidad tu objetivo acabaría siendo un estrepitoso fracaso. Sin duda alguna, que la NASA o, cualquiera de las otras organizaciones aeroespaciales que hay en nuestro planeta, tendrían, y tienen de hecho, muchas más posibilidades que tú para conseguir ese objetivo.

A todas las personas que, de modo individual, se propusieran ese mismo objetivo, les pasaría lo mismo. El error que se comete de forma recurrente en la mayoría de casos en que un objetivo fracasa, comienza en el momento de fijar esos objetivos, pues la mayoría de las personas se enfocan en el resultado en vez de en el proceso. Y el error estriba en que es este último (el proceso) el que, una vez analizado adecuadamente, ha de proporcionar las pistas necesarias y clarificadoras para saber si el objetivo es alcanzable.

Cada vez que estoy con un cliente que me comenta que no alcanza sus objetivos, en muchos de los casos llego a la conclusión de que la gente se decepciona con ella misma, se desilusiona porque ven como un fracaso el no lograr lo que se proponen. Si a esa sensación de impotencia y de incumplimiento le añadimos todos los aspectos negativos y paralizantes que estas ideas negativas provocan en sus futuros planes o en los nuevos intentos en los que pretendan alcanzar otros o similares logros, obtendremos un modelo negativo.

No le pongas excusas a lo que no puedes terminar. Enfócate en todas aquellas razones por las que debas hacer que suceda” Ralph Marston

Pero si profundizamos en por qué se dan estos fracasos, es muy fácil llegar a la conclusión de que, generalmente, son debidos a que los objetivos o metas que se ponen o son poco realistas o están mal definidos, por lo que se cae muy fácilmente en la intangibilidad al no haberse definido el proceso natural o lógico para llevarlos a cabo.

Si el sueño de llegar a la luna es tan grande, está tan lejos de poder alcanzarlo, lo mismo se podría decir de ideas mucho más cercanas, pero que tienen todos los boletos para que irremediablemente terminen en fracaso, como podrían ser: conseguir el trabajo soñado, ser feliz en la vida, vender más, ser nombrado director del departamento, bajar 20 kilos…

Si solo ves el resultado a largo plazo, lo más probable es que termines desistiendo por falta de acción. Está muy bien saber lo que se quiere, pero es tan importante o más saber cómo o qué se debe hacer para conseguirlo. Además, hay que tener muy claro que cada paso que haya que dar para llegar al destino prefijado, será uno más entre muchos otros. Y, cada uno de ellos, también será una oportunidad para fallar en el intento.

Esta idea podría parecer contradictoria porque lo que se sugiere es restarle protagonismo a lo que se desea lograr, es decir, al objetivo mismo. Sin embargo, debemos ser conscientes de la importancia que tiene pensar sobre los pasos que habrá que dar a corto plazo, en lugar de enfocarnos en el pensamiento a largo plazo.

También podría afectarnos el no conseguir adquirir el suficiente nivel de compromiso y motivación, con el objetivo, como para que el actuar adecuadamente, nos resulte lo suficientemente atractivo y fácil como para poder llegar hasta el final.

Perder 20 kilos de peso no ocurrirá de la noche a la mañana; es más realista y efectivo esforzarse y enfocarse en lo que se deberá hacer hoy, y cada día, para que poco a poco esos kilos desaparezcan.

Todo parece imposible hasta que se hace” Nelson Mandela.

Una vez tengamos definidos el qué se quiere y el cómo se va a hacer para que suceda algo, si nos damos cuenta de que el nivel de compromiso o el nivel de responsabilidad necesarios decaen, veremos cómo el resultado que se podía esperar probablemente no sea lo habíamos predefinido. Es más: casi seguro que ni tan siquiera se acerque a él.

Esto puede suceder como consecuencia de que se haya esperado alcanzar resultados satisfactorios sin haber analizado adecuadamente y con la suficiente profundidad el nivel de compromiso y el esfuerzo necesario para ello, simplificando artificialmente el proceso. Si esto sucede, la motivación y la energía necesarias para actuar podrían ir desapareciendo con el paso del tiempo, propiciando que el resultado final pase a verse con otra perspectiva no tan atrayente. En tales casos, lo más probable es que la cuestión deje de interesar y se abandone.

 “Muchos fracasos ocurren en personas que no se dieron cuenta lo cerca que estuvieron del éxito” Thomas Alva Edison.

Sin duda alguna, quien nunca conseguirá sus metas ni objetivos será aquella persona que se dedica a esperar, como si estuviera en una estación, a que pase el tren de las oportunidades, que se pare junto a ella para que se pueda subir al vagón de la buena suerte.

Esto, en la vida, es muy raro que se dé. Para lograr el éxito en los objetivos, hay que establecer las estrategias necesarias enfocadas a que se den los acontecimientos precisos para que se presenten las oportunidades y las podamos coger.

Necesitaremos esfuerzo, constancia y saber exactamente lo que perseguimos. Así nos resultará más fácil conjurar todos los factores decisivos para que el éxito nos dé la cara.

Otro problema con el que nos podemos topar es la dilación indefinida de las acciones que hay que llevar a cabo. Aún en el caso de que tengamos uno o varios objetivos excelentemente claros, tengamos el más alto grado de motivación y las acciones, es decir, el proceso, perfectamente definidos, se puede dar un peligro más que nos impida el progreso: la falta de movimiento. Si nunca comenzamos a avanzar hacia él, nunca lo alcanzaremos.

El deseo es la clave de la motivación, pero es la determinación y el compromiso absoluto a lograr tu meta lo que te permitirá lograr el éxito que buscas” Mario Andretti.

Hoy en día, y dada la naturaleza del trabajo, son muchas las personas que dilatan indefinidamente las acciones necesarias para lograr sus objetivos, porque en el trabajo surgen tantas cosas a las que dedicar atención que se distraen de lo verdaderamente importante. Además, dado el habitual exceso de cosas por hacer, es muy fácil terminar por acostumbrarse a repetir una de las frases más peligrosas de la vida y del trabajo: “Lo voy a hacer más tarde”.

Si quieres asegurarte alguna posibilidad más para lograr tus propósitos, asegúrate de que tus metas u objetivos los hayas definido teniendo en cuenta una serie de premisas que debes de seguir: Ten claro lo que quieres lograr, define claramente el proceso, asegúrate de ver la importancia que para tus planes representa cada paso que debes de dar, convéncete y motívate para evitar las distracciones y, para terminar, comienza a cumplir o a dar con constancia los pasos del proceso.

 

 

José Ignacio Azkue