Seguramente, para la mayoría de vosotros, pronto llegarán las deseadas vacaciones. Este año, además, no vienen solas. El covid-19 hará que muchos tengamos que modificar nuestros planes veraniegos. Sin embargo, debemos procurar evitar que esta situación cambie completamente el verdadero significado que, para nosotros, deberían de tener las vacaciones.

Este año muchos viajes y planes cambiarán con respecto a años anteriores, pero eso no significa perder las vacaciones, ni su función; lo que tendremos que hacer es cambiar parte de las aspiraciones que teníamos, así como algunos parámetros.

Con independencia de cuáles sean tus posibilidades y tu decisión al respecto, si eres una persona sana y tu entorno más cercano está libre de todo contagio, no tienes por qué evitar los viajes, siempre que los hagas con sentido común. Tal vez tengas que cambiar el destino elegido o tus rutinas vacacionales, pero puedes seguir intentando mantener el ocio y contactando con tu entorno social; eso sí, con las debidas garantías y precauciones: mascarilla, higiene personal y distancia. Es importante que trates de conseguir la finalidad de las vacaciones: relajarte de la tensión laboral, dejar a un lado el estrés causado por esta pandemia y descansar para cargarte de energía y vitalidad para cuando regreses a tu trabajo.

Una de las primeras consecuencias del inicio de las vacaciones tiene que ver con el cambio radical de tus jornadas. Es muy probable que, de un día para otro, te encuentres con que tienes todo el día para descansar, desconectar y olvidarte de tus obligaciones laborales, y que lo tengas que llenar con otras actividades.

Efectivamente, es muy probable que te hayas pasado casi un año entero —excepto si eres de los que fraccionan las vacaciones— sometiendo a tu cuerpo y, sobre todo, a tu mente, a las rutinas diarias, obligaciones, cambios constantes de prioridades, a las urgencias y, seguramente, todo esto, en demasiadas ocasiones, te habrá resultado estresante.

Con el paso de los meses, repetir rutinas como las siguientes te habrá llevado a acumular cierto desgaste:

 

Y ahora que, por fin, ha llegado el momento tan deseado, las vacaciones de verano, te encuentras con la incertidumbre de si podrás viajar a ese sitio tan añorado y qué podrás hacer —y qué no— para aprovechar este periodo de ocio y diversión.

Pero, sin duda, tienes una oportunidad que aprovechar para tratar de romper ese ritmo trepidante que se ha transformado en rutina y frenar ese modo de vida para ajustar tu ritmo vital a la nueva situación propias de la vacaciones y el ocio.

Tu cuerpo y tu mente necesitan descansar, desconectar, cambiar el estrés y la ansiedad que te causa tu trabajo por sosiego. Necesitas reponer fuerzas y recargar tus pilas y, para ello, deberás aprovechar al máximo ese nuevo tiempo de asueto y lo que te permitan las circunstancias que nos han tocado vivir este año.

Desconectar de tu trabajo durante este merecido descanso no es solamente un derecho que tienes, en realidad es una obligación con la que debes cumplir. Hacerlo significa detener la conexión o la relación que tengas con tu trabajo para romper así con unas rutinas que te agotan tanto física como mentalmente y cambiar el escenario en el que te mueves últimamente durante tu jornada laboral. De esta manera, descansando, podrás recuperar tus capacidades, tu motivación y, por qué no decirlo, tus ganas de trabajar.

Para lograrlo, debemos esforzarnos en llevar a cabo un cambio radical de actividad y eso puede suponer, en muchas ocasiones, incluso un cambio de lugar y de compañía. Pero lo más probable es que no vivamos solos y, si esta es tu realidad, deberás pensar que este cambio también va a afectar a tu familia, a tus amigos o a los que te rodeen o acompañen durante esos días.

Deberás tener en cuenta sus gustos, sus preferencias, sus aficiones para que las vacaciones sean algo positivo para todos, y que a ti y a los demás os permitan cortar con las rutinas que, durante unos días, queréis dejar de lado. De lo contrario, pueden terminar siendo un foco de problemas y conflictos que lo único que harán será echar más leña al fuego acumulado durante todo el año de trabajo.

Para logar esa ansiada desconexión, te propongo unas ideas:

  • Desconecta tu móvil del trabajo, y para ello, comunica a tu equipo o las personas con las que te relaciones profesionalmente que no vas a estar disponible.
  • Desconecta también tu aplicación de gestión del correo electrónico. Se puede configurar una respuesta automática que conteste a cada correo que se reciba en tu cuenta. En él, informa de tu situación vacacional y, si es posible, facilita nuevo contacto al que puedan acudir si de verdad lo necesitan.
  • Si utilizas la aplicación de WhatsApp para tu trabajo, silencia los grupos o a las personas que tengan que ver con el mismo; pero, previamente, anúnciales las fechas en las que no vas a estar disponible.
  • Aprende que la delegación también es una opción muy productiva. Identifica lo qué hay que terminar mientras estés de vacaciones y deja a alguien encargado de hacerlo.
  • Aunque a muchas personas esta idea les cuesta admitirla, asume con naturalidad y responsabilidad que no eres imprescindible. Comprobarás que la empresa seguirá funcionando.
  • Olvídate por unos días del ordenador y evita la tentación de encenderlo “por si acaso hay algo que debes ver”. Si lo haces, es muy fácil que algún tema te seduzca y acabes trabajando en ello.
  • Cambia tus rutinas: desconecta las alarmas, incluso las de tu teléfono.
  • Busca nuevas actividades que no realices habitualmente, probar nuevas cosas te hará olvidarte más fácilmente de tus rutinas diarias.
  • Aliméntate bien y aprovecha para comer alimentos saludables que no pruebas durante el resto del año.
  • Practica actividades físicas con prudencia y en la medida de tus posibilidades reales.

Unas vacaciones bien aprovechadas influirán, sin duda, en tu productividad. Tras una adecuada desconexión y un buen descanso, cuando te reincorpores al trabajo, te podrás enfrentar a los problemas con nuevas soluciones o con pensamientos más claros. Tras un reposo conveniente, las nuevas ideas fluirán en tu mente con mayor efectividad y te volverás, probablemente, más creativo y capaz de despertar cada día con una actitud más positiva y distinta.

 

José Ignacio Azkue