La insatisfacción laboral y el ambiente en el que se desarrolla tu trabajo están directamente relacionados con tu productividad. Es muy probable que si, por la razón que sea, no estás contento de tu trabajo, o si éste se desarrolla en un ambiente poco favorable, tu productividad y tus resultados se vean resentidos.

Esta insatisfacción puede ser, por ejemplo, como consecuencia de o bien el resultado de malas relaciones con jefes y compañeros, o de un ambiente de poco propenso, o de inconformidad por no tener una buena remuneración, o de no sentirte debidamente valorado o, incluso, por tener que llevar los problemas del trabajo a casa o de casa al trabajo.

Las empresas o las organizaciones, sin duda, tienen en todo esto gran parte de responsabilidad. Es de su competencia ser capaces de crear buenas prácticas, buen ambiente y poner en marcha políticas que promuevan la formación de un buen grupo laboral.

Sin embargo, cada uno de nosotros tenemos también nuestra parte dentro de esa responsabilidad. Porque deberían figurar entre nuestras obligaciones tanto el ayudar a crear un buen clima como el esforzarnos para mejorar las relaciones con nuestros compañeros. Para ello, sin duda, sería imprescindible que nos preocupásemos de hacer una buena y efectiva gestión de nuestro trabajo pues, en caso contrario, lo mal hecho seguro que repercutirá en nuestros compañeros, en nuestras relaciones, en nuestra satisfacción y en nuestra productividad.

El trabajo más productivo es el que sale de una persona contenta” Victor Pauchet.

Si por nuestra parte lo ponemos en práctica y los responsables de la empresa apoyan y ayudan con políticas y planes para implantar mejores prácticas, el esfuerzo conjunto, sin duda, ayudará a conseguirlo y, seguramente, nos sentiremos mejor, siendo muy probable que aumente nuestra propia productividad y, por tanto, la de la empresa.

Vamos a centrarnos, por ahora, en lo que puedes hacer tú para que esta situación mejore.

  1. Levántate temprano. Esta es una técnica que la practico yo desde hace años y me ayuda mucho. Además, he constatado a través de mis cursos que quienes lo llevan a cabo sienten y me confirman lo mismo. Es un pequeño esfuerzo que cuesta un poco al principio hasta que se convierte en hábito. Pero que compensa sobradamente, ya que te permitirá empezar el día esquivando distracciones y concentrándote en lo importante que quieras realizar o en lo que necesitas hacer. No es algo que le vaya bien a todo el mundo, pero sí a la mayoría.
  2. Ten preparado un inventario completo de todas las cosas que necesitas hacer. La mejor forma de sacar provecho a tu día laboral es saber todos los compromisos que tienes pendientes de completar, y solo así podrás elegir con objetividad lo que de verdad debas de hacer. Si, además, todas acciones las tienes debidamente contextualizadas serás capaz, cada vez que elijas hacer algo, de que tu elección sea lo más efectiva posible ya que esta manera de elegir tu próxima acción, a través de contextos, te posibilita que hagas las cosas en el mejor momento para hacerlas, lo que te permitirá priorizar con certeza y avanzar en los temas realmente importantes a lo largo de toda tu jornada.

Si trabajas apasionadamente y realmente convencido de lo que estás haciendo, habrás encontrado la clave del éxito” Anónimo.

  1. Elige para hacer primero las tareas más difíciles o las que más requieran de concentración. Este punto está enlazado con los dos anteriores: si dejas para “más tarde” las tareas que exijan de ti esfuerzo y concentración, y si piensas un poco en lo que ocurre cuando lo haces, te darás cuenta de que esas acciones terminan, por lo general, postergándose de manera irracional, de modo que te cuesta mucho más hacerlas. Las primeras horas de tu jornada, y en general de la de casi todas las personas, son aquellas en las que tus niveles de concentración se pueden mantener más altos y, además, es cuando tienes más energía para hacerlas y terminarlas de manera satisfactoria.
  2. No caigas en la tentación de la multitarea y habitúate a atender un tema cada vez. Uno de los principales principios de productividad consiste en empezar una tarea, hacerla y terminarla. Si vas dejando tareas a medio hacer o sin terminar, retomarlas te supondrá muchas veces rehacerlas en parte o, incluso, desde el principio y esto, que lo sepas, es muy improductivo.
  3. Mantén tu zona de trabajo limpia y organizada. Es mucho más difícil concentrarse cuando tu escritorio está lleno de papeles, temas pendientes, cosas por archivar, post-it con mensajes telefónicos, revistas pendientes de revisar, etc. Para hacer de tu espacio de trabajo un lugar más agradable, te podría ser útil e, incluso, relajante y motivante, tener algunos artículos personales que te gusten en tu escritorio u oficina. Podría tratarse de fotografías familiares, pequeños recuerdos de tus hijos, algún accesorio decorativo, alguna planta, etc., pero nunca debería estar encima de tu mesa o alrededores aquello que signifique un trabajo sin finalizar, porque lo que te provocará serán distracciones.
  4. Lo mismo ocurre con la bandeja de entrada del correo electrónico. He llegado a ver algunas de ellas, y no exagero en absoluto, con miles de mensajes no leídos. Sin llegar a este extremo, es muy normal tener muchos mensajes en esta misma situación, lo que denota claramente una mala gestión del e-mail y, si ése es tu caso, además, sabes que te provoca estrés, ansiedad y es, igualmente, una fuente de distracciones porque, en realidad, no sabes lo que esconde tu bandeja de entrada.

El éxito no se logra sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización” Víctor Hugo.

  1. Aprende a gestionar de manera proactiva y correctamente las interrupciones. Éste es uno de los principales motivos de una baja productividad. Debemos aprender a decir que no, al menos por un rato, para que puedas terminar la tarea o acción que estás realizando. Si logras aprender a manejar adecuadamente las interrupciones y a ignorar las distracciones que tanto abundan, podrás reducir significativamente tu nivel de estrés y aumentar tu productividad y satisfacción en el trabajo.
  2. Divide el trabajo que aún no hayas definido en tareas o acciones muy concretas y más pequeñas. Al trocear los diferentes trabajos en tareas sencillas y cortas, tu cerebro responderá mejor a la acción que si estuviese ante la indefinición o ante lo desconocido. Si te encuentras ante una tarea, cuanto más claramente veas qué tienes que hacer para completarla, más fácilmente te pondrás a hacerla y terminarla.

La motivación nos impulsa a comenzar y el hábito nos permite continuar” Jim Ryun.

  1. Delega responsabilidades y trabajos. Pregúntate siempre, ante cualquier tarea nueva que te llegue, si hay alguien que la pueda hacer mejor o con mayor efectividad que tú. Si es así, delégala sin dudarlo. Ten en cuenta que, seguramente, tienes más cosas por hacer que tiempo para realizarlas.
  2. Sé consciente de lo que estás haciendo y cuál es su finalidad. Es decir, trabaja con perspectiva. Enfócate en lo importante para ti, pues no vale le pena perderse constantemente con otros asuntos menores, pero que llaman de tu atención, haciéndote perder parte de tu productividad.

El trabajar mucho y de manera desaforada no te va ayudar en tu productividad ni en el ambiente laboral que te rodea. Trabajar más no significa obtener mejores resultados ni generar más valor. No se trata de hacer mucho sino de hacer lo debido, con mayor calidad y de manera inteligente.

Aumentar la productividad es primordial en un mundo tan globalizado, y tener un buen ambiente en el trabajo es genial; seguro que tales cosas te van a permitir lograr más y mejores resultados en menos tiempo y con menos esfuerzo. Pero cuidado, porque para eso hay que tener muy claro lo que debemos hacer y cómo lo debemos hacer, sin dejarnos sabotear por otros en nuestro propio trabajo.

 

 

José Ignacio Azkue