Estaba conduciendo este invierno por una zona montañosa del norte de España, cuando de repente me sorprendió una copiosa nevada. La visibilidad empeoró considerablemente, la carretera se volvió resbaladiza a pesar de la tracción a las 4 ruedas de mi coche. El viento complicaba las cosas con sus inesperadas y violentas rachas. Se me había complicado el día.

Tenía dos soluciones; parar y esperar a que pasara la tormenta, lo que suponía que no sabía cuando iba a poder reanudar la marcha ni en qué condiciones, o continuar.

Decidí continuar, ya que debía llegar a mi destino para atender una cita con un cliente. Sabía que debía cambiar mi forma de conducir. Habían cambiado las condiciones, por tanto no podía seguir conduciendo de la misma manera. Decidí reducir drásticamente la velocidad, apague la radio y el teléfono para concentrarme al 100% en lo que estaba haciendo y evitar distracciones que terminaran conmigo en la cuneta, fuera de la carretera.

La sorpresa llegó cuando me di cuenta de que en realidad estaba disfrutando de la situación, había cambiado de estrategia, podía continuar con mi viaje y seguramente con retraso, pero llegaría hasta mi cliente.

En nuestro trabajo, en nuestro día a día, ¿hemos cambiado la estrategia o seguimos igual que siempre?. ¿Qué hemos hecho para cambiar la gestión de nuestro trabajo?

No es difícil darse cuenta de que las cosas han cambiado, de que el trabajo ya no es como era hace unos años. Pero seguimos haciendo lo mismo, no cambiamos y no nos damos cuenta de que continuamente estamos terminando en la cuneta. Fuera de la carretera y con una abolladura en nuestro vehículo.

Estamos invadidos de interrupciones que nos cuestan un montón de dinero y de oportunidades,  el correo electrónico y las urgencias se han vuelto nuestros enemigos, pero no cambiamos de estrategia. Seguimos trabajando igual, no hemos cambiado un ápice.

Queremos mejorar resultados, queremos mejorar nuestra calidad de vida, queremos disfrutar de ese ocio del que hace tiempo ya no disfrutamos. Pero seguimos trabajando sin cambiar la estrategia.

Decía Einstein que sólo los locos buscan resultados diferentes haciendo lo mismo.

Para muchos de vosotros el caos impera un vuestra jornada laboral y cada día es peor. No vemos la forma de darle la vuelta a esta situación y somos conscientes de que realmente nos causa daño, tanto en nuestra persona como en nuestro bolsillo, pero seguimos haciendo lo mismo.

Debemos cambiar, debemos salir de esa zona de confort en la que tan mal estamos, pero que nos cuesta abandonar. Debemos hacer un esfuerzo y como con la nevada, cambiar de estrategia en la forma en que llevamos a cabo nuestro trabajo.

Y para ti ¿cómo es tu día?. ¿Controlas el caos o es él que controla tu quehacer? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para lograr cambiar de estrategia?

José Ignacio Azkue