De todos los modelos  o sistemas de productividad, el que verdaderamente ha demostrado que funciona ha sido GTD.  Lo ha hecho a través del tiempo, de la cantidad abrumadora de inputs que sufren los trabajadores del conocimiento y del constante cambio que impera en el día a día de cualquiera de nosotros.

El mayor problema que tiene una persona para saber qué hacer en un momento determinado de su día  es el de elegir adecuadamente  la próxima tarea. La decisión no es fácil,  más aún cuando tenemos demasiados elementos para elegir. Si, además, vienen éstos acompañados con la etiqueta de “urgente”, “imprevisto” o “interrupción”, es probable que no seamos nosotros los que elijamos, sino que serán otros los que lo hagan en nuestro lugar y nos impongan sus necesidades a nuestra perspectiva.

GTD nos facilita la elección. Para decidir cuál va a ser nuestra próxima tarea, sólo tenemos que pensar en el contexto en el que estamos, en el tiempo que tenemos disponible para realizarla y en la capacidad productiva de que disponemos en ese momento. Tu interminable lista de cosas pendientes, si es que la tienes, se ha reducido de esta manera a tan solo unas pocas tareas. Ahora sí podremos elegir de manera objetiva, apoyándonos en nuestra perspectiva, acerca de qué es lo más adecuado que puedo hacer en este momento, en el contexto en que me encuentro.

¡Fabuloso!, la elección ahora es sencilla y además mis objetivos no se ven hipotecados por tener que cumplir, de manera reactiva, necesidades que no son mías. ¿Cuántas personas darían lo que fuera por disponer de un método  que les ayudara en la elección objetiva de sus tareas?

Más aún, este método, con sus cinco pasos para decidir qué hacer con tus cosas te permite, además de ponerte en acción, tener un inventario de todos tus compromisos inacabados. El resultado, llevarlos a cabo, es tener control sobre todo tu entorno.

De la misma manera, definir y mantener vivos los seis horizontes de enfoque  te permitirá fijar tus prioridades y, como hemos visto antes, te facilitará la correcta elección de tus acciones. Es la manera más fiable de elegir. Te permitirá anteponer tus prioridades a las de otros.

Es el único método que realmente hace que las cosas sucedan. Por tanto, añade eficacia a tu trabajo.

Para poder trabajar de manera relajada, sin estrés, necesitas saber que controlas tu entorno, tu trabajo y tu vida. GTD te ayudará a lograrlo. Mediante GTD serás capaz de superar la frontera que separa pensar, solamente, en lo que tienes entre manos y que no controlas, de elevar tu mirada a niveles superiores para saber que lo que haces tiene un sentido, una decisión y un objetivo.

¿En función de qué  eliges lo que vas a hacer a continuación en cualquier momento de tu vida?, ¿Qué método utilizas para decidir a qué le vas a dedicar tu tiempo?, ¿Realmente tu método te ayuda eficazmente, o vas dando tumbos a lo largo del día?

 

José Ignacio Azkue