Por qué le llaman amor, cuando quieren decir sexo. Éste es el título de una película, pero no voy a hablar de cine, ni de amor, ni de sexo, voy a hablar de productividad.
Por qué le llamamos “Gestión efectiva del tiempo”, a unas técnicas de productividad que parecen que están todavía en boga, o al menos en boca de algunos, cuando es una falacia y sin duda sus técnicas están obsoletas.
Falacia significa “argumento falso pero aparentemente verdadero”. La gestión del tiempo es un concepto engañoso e inservible, de ahí su falacia. Nadie puedo parar el tiempo, alargarlo, acortarlo, ahorrarlo, venderlo, ni tan siquiera regalarlo. El tiempo es un concepto inmutable, que no depende de nosotros y su gestión es imposible.
Hace unas décadas, se desarrollaron unas técnicas bajo ese nombre que entonces pudieron tener su valor, pero que hoy en día no solucionan el problema de gestionar nuestra capacidad productiva.
Se basaban en la matriz de Eisenhower, que situaba las cosas que teníamos que hacer en uno de los cuatro grupos según los ejes “urgencia / importancia” y en tratar de agendar la máxima actividad posible.
¿Por qué están obsoletas?, porque la naturaleza del trabajo ha cambiado. ¿Acaso se trabaja igual hoy que hace 15 años? Evidentemente no. Muchos aspectos han evolucionado en el trabajo y lo hacen diferente. Entre ellos, la tecnología y las comunicaciones.
Hace unos años el correo lo traía a la empresa el cartero. En algunas incluso no todos los días. Hoy en día el correo electrónico, bombardea nuestro puesto de trabajo sin piedad a lo largo del día y de la noche. Como resultado y según estudios recientes, se le dedica de media entre el 20 y el 25% de nuestra jornada a atenderlo.
Lo mismo pasaba con el teléfono, hoy en día estamos accesibles prácticamente las 24 horas del día, con independencia de dónde estemos. Podemos estar en el coche viajando, en una reunión de trabajo, comiendo con un cliente o simplemente ayudando a nuestros hijos con sus deberes escolares.
Uno de los cambios más significativos en nuestro entorno laboral, son las continuas interrupciones e imprevistos, lo que nos provoca una sustancial reducción de nuestra productividad.
Este caos en nuestro día, no se mejora gestionando el tiempo. Es más, no podemos planificar todo lo que nos surge. Actuamos en modo crisis continua, rompemos continuamente nuestra planificación para atender temas que requieren nuestra atención inmediata. Al actuar de esta manera, dejamos aparcadas cosas que tarde o temprano estallarán como verdaderas urgencias.
Al final lo que perdemos es nuestra perspectiva, nuestros objetivos. Nuestro modelo de gestión del tiempo se rompe por todas partes. Nos hace pensar que la productividad consiste en hacer lo máximo en el menor tiempo posible, cuando deberíamos pensar en calidad y no en cantidad.
La clave para pensar de una manera más clara, ser más proactivo, estar más enfocado en tu trabajo y obtener mejores resultados con menos esfuerzo, está en gestionar tus acciones.
Tenemos que adoptar otras técnicas que nos permitan gestionar nuestra atención, que nos permitan gestionar nuestros compromisos, pero siempre teniendo en cuenta nuestra situación, nuestras circunstancias y sobe todo nuestra perspectiva.
El método existe, se llama GTD, te permite superar el engaño de la gestión del tiempo, de la importancia y la urgencia y de las prioridades.
Sirve para todo tipo de trabajos del conocimiento y situaciones.
No necesitas ninguna herramienta especial. Se puede aplicar simplemente con un lápiz y papel. También puedes utilizar aplicaciones informáticas, aplicaciones para smartphone o tablets.
Te permite aumentar el nivel de control de tu vida. De esta forma podrás crear espacio para poder pensar y trabajar tus objetivos.
Está basado en un conjunto de hábitos sencillos. A través de sus dos enfoques horizontal y vertical, consigues mantener un equilibrio entre el control de tu día y la perspectiva de tus objetivos.
El enfoque horizontal te permite controlar las acciones necesarias para conseguir los resultados que persigues, de una forma relajada y sin estrés. Logras eliminar de la cabeza todo lo que en este momento es irrelevante para ti, con la tranquilidad de que todo lo tienes almacenado de forma segura para hacerlo en el momento adecuado.
El enfoque vertical te da seis niveles de perspectiva que comprende: el propósito de tu vida, tu visión a largo plazo, los objetivos de corto y medio alcance, tus áreas de responsabilidad, tus proyectos y las acciones que tienes que hacer cada día.
Entre otras hay una particularidad que lo diferencia de otros métodos. GTD utiliza el concepto de “contextos”. Esto no es más que: la herramienta, el lugar, la persona o la situación necesaria para poder realizar tus próximas acciones.
Además, te permite conciliar tu vida profesional y particular en un método que contempla todos los horizontes de tu vida.
Cambiemos de mentalidad y de técnicas, nos vendrá muy bien.

 

José Ignacio Azkue