Ser capaz de focalizar totalmente la mente en una tarea, no es tan fácil como en principio podría parecer. Es una habilidad que caracteriza a las personas productivas, pues les permite dominar su concentración y, de esta manera, poner la atención en lo que realmente les interesa en un momento determinado.

Para tener éxito en los juegos del trabajo y en los negocios de la vida, hemos de tener una estrategia clara y definida para cada una de las cosas que queramos lograr o alcanzar. Pero solamente tenerlas no garantiza que se vayan a llegar a cumplir. Son muchas las empresas y/o las personas que fallan en el intento por no saber focalizarse ni lograr la concentración necesaria para finalizar trabajos relevantes.

Los grandes dirigentes y los líderes extraordinarios tienen en común una característica: que son capaces de separar y diferenciar lo importante, lo secundario y lo superfluo. Además, son conscientes del valor de la constancia en el trabajo valioso para la consecución de sus objetivos. También tienen la facultad de concentrarse y focalizarse en aquellas tareas y acciones que así lo requieren.

En la lucha entre el arroyo y la roca, siempre triunfa el arroyo… no porque sea más fuerte, sino porque persevera” Paulo Coelho

Si la dirección de una empresa carece de unos objetivos claros, tendrá dificultades a la hora de comunicar a los demás integrantes algo tan básico, y a la vez tan importante, como una simple lista de prioridades. En consecuencia, la mayoría de los miembros de esa organización terminarán por decidir, ellos mismos y por su cuenta, a qué dedicar sus esfuerzos y, probablemente, terminen prestando atención a tareas más fáciles e irrelevantes que, como es evidente, no requieren esfuerzo de focalización ni de concentración.

Cuando las empresas logran orientar sus esfuerzos de forma adecuada tras de unos objetivos claros y, además, fomentan la focalización del trabajo en equipo, los problemas son más fáciles de solucionar, se fortalece la cultura de trabajo y esos objetivos son percibidos por sus integrantes como algo mucho más claro y factible de lograr.

Por ello, es importante que los dirigentes de las empresas fomenten en los trabajadores los valores de compromiso y responsabilidad hacia los objetivos que persigue la compañía. Además, debería instruirles y capacitarles en la necesaria autonomía para que sean capaces de llevar a cabo los proyectos necesarios, bien por sí solos o mediante equipos de trabajo, para así conseguir que cada empleado se enfoque en su área de trabajo de manera responsable y efectiva.

Pero si tener una orientación clara hacia resultados es imprescindible para poder focalizarse, no servirá de nada si, al final, las organizaciones no promueven un clima y una cultura que permita a sus miembros alcanzar y mantener la necesaria concentración, así como permanecer con la atención siempre puesta en sus tareas cotidianas, al menos en las más relevantes.

El tomar la decisión adecuada a la hora de decidir qué se va a hacer es fundamental, pero el prepararse adecuadamente para realizar la tarea en las mejores condiciones es también imprescindible.

Aquello donde pongamos nuestra atención existe. Aquello donde quitamos nuestra atención desaparece” Deepak Chopra

Para ello se necesitará lograr la concentración necesaria y será necesario, desde ese instante, que entre en juego la correcta gestión de las interrupciones e imprevistos. Hay que saber qué hacer cada vez que se presenta uno de estos enemigos declarados de la productividad. Habrá que tener los recursos necesarios y los hábitos adecuados para saber apartar, de la vista y de la mente, ese nuevo compromiso que, si llega y nos descuidamos, puede acabar diluyendo la concentración que a veces tanto cuesta alcanzar.

Con la alta exigencia que presentan los puestos de trabajo actuales, donde lo normal es tener que estar pendiente de numerosos asuntos y responsabilidades, uno de los grandes problemas que pueden sufrir estas personas es la dispersión. Es habitual comprobar cómo se puede estar tratando de diseñar una estrategia para la captación de nuevos clientes mientras la mente recorre otros temas: contestar un email, recordar que hay que llamar a tal cliente o, incluso, no olvidar recoger a los niños de la escuela.

Craso error por su parte. La dispersión en la multitarea provoca la pérdida de focalización y, por supuesto, corta toda concentración. Además, la reiteración en situaciones como la descrita provoca un gran costo de oportunidad ya que nos impide centrarnos en lo importante para dedicar nuestra atención a trivialidades. Estas personas, si quieren evitar la falta de focalización en los asuntos prioritarios, necesitarán incorporar técnicas para gestionar correctamente su atención.

También es importante el orden en nuestro entorno, el convivir con una mesa de trabajo llena de papeles y expedientes sin concluir, el tener la mesa como archivo de cosas que tenemos que guardar pero que no atisbamos el momento para hacerlo, puede jugar, y de hecho lo hará, contra la capacidad de concentración de cualquier persona, ya que todo esto no es más que un verdadero foco de distracciones.

También se deberá evitar comprometerse y dispersarse en demasiados proyectos. Es muy fácil caer en la tentación de tratar de abarcarlo todo a la vez y según se va presentando. Una organización bien enfocada es capaz de seleccionar y priorizar con eficacia sus proyectos más relevantes en cada momento, aparcando los demás y posponiéndolos para momentos más adecuados.

“No” es una de las palabras más difíciles de pronunciar en una organización. La persona que quiera lograr trabajar focalizado y concentrado tendrá que aprender a pronunciarla ante muchas iniciativas. De esta forma se podrá centrar en lo prioritario en cada momento. Cada iniciativa en una organización enfocada deberá estar vinculada a un objetivo estratégico. Cualquier proyecto que no esté ligado de este modo con algo superior se debería cancelar inmediatamente.

El poder trabajar focalizado trae la felicidad a los miembros de la organización. Si ellos saben cómo contribuir al éxito de la compañía, si sienten que están orgullosos de pertenecer a ella, estarán dispuestos a trabajar más duro. Las personas que trabajan así, lo harán con menos tensión y más armonía y, el trabajo cambiará de estresante y presionado a positivo y gratificante.

La calidad de vida de una persona es directamente proporcional a su compromiso con la excelencia, independientemente de su campo de actividad” Vince Lombardi.

En una empresa enfocada, todo el personal sabe lo que se espera de ellos y cómo su trabajo contribuye al logro de la estrategia. No pierden el tiempo en actividades que no forman parte de su conjunto de prioridades básicas, y se centran en sus puntos fuertes para avanzar y no perder el foco en lo importante.

Nuestra capacidad de concentración es otro de los bienes escasos dentro de una empresa. Habituar a las personas a que la gestionen y administren de manera correcta es primordial para todos. Los dirigentes concienciados acerca de la importancia que tiene esto, se preocuparán de la formación en técnicas productivas de sus trabajadores. Mirar a otro lado, no preocuparse de la focalización y concentración de los trabajadores al final sale muy caro.

 

 

José Ignacio Azkue