Es muy probable que no haya que dar demasiadas explicaciones para que te des cuenta de que muchas de las cosas que te ocurren, o te han ocurrido, fueron visualizadas en tu mente antes de que sucedieran. Piensa un poco en ello; incluso, piensa en las cosas que has logrado hoy mismo, y si lo haces detenidamente, te darás cuenta de que ciertos acontecimientos fueron precedidos de determinados pensamientos, y que estos no eran sino el resultado de lo visualizado sobre lo que perseguías y querías conseguir.

De hecho, tú o, mejor dicho, tu cerebro, además de otras funciones y cometidos, es una verdadera máquina de visualizar cosas que aún no han ocurrido, pero por las que, de una manera consciente o inconsciente, estás más o menos interesado.

La visualización creativa consiste en utilizar la imaginación para elaborar una representación clara de algo que se desea conseguir o llevar a cabo. Es un recurso que tenemos, al igual que muchos otros, pero que la mayoría de las personas no utiliza, pese a estar ahí para su propio bienestar.

El más largo aprendizaje de todas las artes es aprender a ver” Jules Gouncourt.

Antes de que el avión, el submarino, la Torre Eiffel o cualquier otra idea que se considere relevante e importante, como tal vez puedan ser la creación de una nueva empresa o el nuevo diseño de un producto, se hiciesen realidad, alguien debió de imaginar que eran posibles. Incluso aquellos planes calificables de menos importantes, de cosas menores, incluso de puras banalidades, la mente, antes las ha tenido que imaginar para llevarlos a cabo, con independencia de su jerarquía. Y esto ocurre tanto en el caso de una idea sobrevenida como cuando ésta es buscada conscientemente como parte de un propósito.

Antes de vestirte, de almorzar, de entrar en una reunión, de entrevistarte con un cliente, de ir al supermercado, de comprar un coche nuevo, sin duda habrás tenido que dedicarle una parte de tu energía a que, en tu mente, se produzcan una serie de visualizaciones que te ayuden a decidir y aclarar:  qué quieres, para qué quieres, por qué quieres y cómo lo vas a lograr. Aunque también es verdad que, después de visualizar, algunas de las acciones que puedas llevar a cabo con posterioridad para realizarlo, las hagas de modo involuntario y provocado por tus hábitos, pero muchas otras necesitarán de tu voluntad para llevarlas a cabo.

«Tú nunca conseguirás alcanzar aquello que quieres… Tú sólo lograrás alcanzar aquello que puedas visualizar claramente” Zig Ziglar

No hay invento o proyecto alguno que no haya pasado, antes de ser una realidad, por la mente. Porque la mente es el lugar donde comienza todo. Y la mente, el cerebro, “piensa” en imágenes.

Un ingeniero visualiza un dispositivo sobre el que va trabajar y que quiere que realice una función determinada. Un buen vendedor visualiza las ventajas de su producto que tiene que exponer ante un cliente. Un pintor, o cualquier otro artista, visualiza su obra final antes de empezarla.

Si tú eres capaz de expresar una idea, un trabajo que tengas sin definir, un proyecto, un objetivo, y de convertirlos en un plan de acción que te permita llevarlos a cabo, es porque estarás pudiendo visualizarlos de manera nítida y clara. Y te estarás asegurando tu productividad y el éxito en tus empeños.

Visualizar te pondrá en el camino de focalizar tu poder de acción, toda tu capacidad motivadora para alcanzar el futuro, que por ahora solo son imágenes, y al que has decidido que quieres llegar. A través de las visualizaciones y con los ojos de la imaginación, es muy fácil ver hoy los sucesos que quieres alcanzar en el futuro; es más, podrás incluso modificar lo que en un principio habías definido hasta que coincida o encaje con tu voluntad o tus necesidades. Ya solo quedará ajustar, adaptar, definir y perfilar los detalles, es decir, las acciones que te encaucen hacia ello.

Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él” Paulo Coelho.

Visualizar tus deseos, tu futuro, no significa soñar despierto. Si haces esto último, esperarás erróneamente que sea el futuro, que sea tu anhelo, el que llegue por sí mismo, pero esto raramente ocurre; solamente los que visualizan y a continuación ponen las acciones y los medios necesarios son los que consiguen el éxito.

Los deportistas son personas especialmente entrenadas en visualizar el éxito y lo que deben hacer para alcanzarlo. Son capaces de ensayar mentalmente cada paso, cada zancada, cada giro en la pista. Inconscientemente, mientras están visualizando y concentrados en el esfuerzo que van a realizar, tensan sus músculos y mueven la cabeza, los hombros, incluso los brazos y piernas como si estuvieran ya compitiendo. Es el poder de la visualización que les lleva a prepararse para actuar dando todo lo que pueden de sí mismos.

De la misma manera, tú puedes sentir lo mismo; basta con convertirlo en un nuevo hábito si es que no lo haces ya. Tú también puedes sentir los beneficios de la visualización cuanto te fijes proyectos, metas u objetivos. Siente por adelantado el logro de lo que persigues, experimenta de antemano lo que vas a sentir siguiendo el plan de acción definido. Al igual que los atletas, según vayas realizando tu trabajo estarás preparado para las circunstancias que puedan surgir. Sabrás cómo actuar, qué decir, incluso la motivación estará de tu parte porque habrás experimentado de antemano la sensación de haber alcanzado tu resultado visualizado.

Una vez que te hayas habituado a visualizar tus proyectos, tus objetivos y establezcas un plan de acción, te darás cuenta de la potencia que tiene este hábito ya que:

  1. La visualización concentra tu atención en tus deseos. No podrás alcanzar un proyecto o un objetivo si no sabes claramente lo que quieres. A falta de claridad, te dedicarás a acciones que no te moverán en la dirección adecuada.
  2. La visualización aumenta tu confianza en ti mismo y tu compromiso ante nuevos retos. Cuando se visualiza con claridad lo que se persigue, la capacidad de creer que se puede lograr y el deseo de alcanzarlo aumentan.
  3. La visualización aumenta tu focalización y concentración en lo importante. Cuando ves el sendero exacto por el que tienes que discurrir y las acciones a ejecutar, tu capacidad de esquivar y relativizar las distracciones que provocan las circunstancias y los requerimientos ajenos aumentan.
  4. Comienza con el fin en tu mente. Esto quiere decir que debes comenzar a tomar acción con el resultado final en tu mente, debes visualizar con total claridad cómo será la escena cuando consigas tu objetivo.
  5. Las visualizaciones alivian el estrés. Éste se produce por la duda, por la incertidumbre, por el temor a lo desconocido y más cuando desconocemos el futuro. Con las visualizaciones lo que hacemos es acercar a hoy el futuro para diseñarlo y evitar el miedo y estrés que nos pueda provocar.

Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada” Antoine de Saint-Exupery.

Cuando tengas un proyecto o un objetivo que te interese o cuando se te haya ocurrido una idea que pueda ser viable o cuando necesites solucionar un problema, te recomiendo que hagas lo siguiente para visualizarlo y satisfacer lo que te has propuesto:

  1. Tómate 15, 30, 45 minutos, el tiempo que te sea necesario, sólo para ti para que puedas pensar, centrarte y visualizar adecuadamente lo que haya pasado por tu cabeza.
  2. Evita las distracciones (teléfono, ordenador, compañeros) si estás en tu trabajo para poder concentrarte. Si lo vas a hacer en tu casa asegúrate que tu entorno tampoco te interrumpa.
  3. Busca una postura cómoda, si es posible tumbado, para facilitar la relajación de tu cuerpo y espíritu.
  4. Repasa mentalmente y de manera consciente cada parte de tu cuerpo, empezado por la cabeza y terminado en los pies, para que vayas consiguiendo gradualmente un estado de relajación óptimo.
  5. Enciende una grabadora, la del teléfono móvil es muy útil pero no olvides ponerlo en modo avión para evitar distracciones, y graba todo lo que se te ocurra alrededor de tu proyecto, idea o problema mientras te ocupas, sólo, de que tu respiración tenga una cadencia lenta y profunda.
  6. Sobre todo, al principio, te aconsejo que te pongas una alarma a los 45 minutos por si te duermes (es bastante normal cuando se comienza a hacer esto).
  7. Permítete dejarlo, abrir los ojos y apagar la grabadora. Ya escucharás más adelante lo que has dicho, además de que difícilmente lo olvidarás.
  8. Si te sientes muy motivado y con claridad suficiente, ponte a repasar y ordenar las ideas que hayan fluido.

Perseverando en esta tarea de visualizar tus cosas cada día o cada poco tiempo, pero sin dejarlo, tu idea tomará cuerpo y llegará, más temprano que tarde, el momento en que seas capaz de ponerlo todo por escrito (dibujarlo, en su caso) de modo que lo que has “visto” se haga realidad.

 

José Ignacio Azkue