Aunque no se le preste la importancia que tiene, la atención plena en lo que se está haciendo en cada momento es fundamental a la hora de realiza bien cualquier trabajo. Continuamente, cualquier trabajador del conocimiento  está sometido a estímulos internos y externos que afectan, de manera importante, a su capacidad para aplicar toda su atención al trabajo que está realizando. Tanto sus resultados como su situación profesional serán peores debidos a estas interferencias.

Muchos de los estímulos externos están a tan solo un click de nuestras pantallas. Son difíciles de controlar al tratarse, en general, de respuestas a hábitos adquiridos. Aún así, tienen más fácil solución que los internos, ya que con simples técnicas o trucos productivos y un poco de voluntad se pueden solucionar en gran medida y de manera satisfactoria.

Los estímulos internos están dentro de la cabeza de cada uno, y son a los que me voy a centrar en este artículo.

La  falta de atención está directamente relacionada con la situación o el estado mental de cada persona. Aquellas que se distraen cada vez que recuerdan algo pendiente por hacer, que se encuentran cansadas por la razón que sea, que están estresadas por su trabajo o preocupadas por cuestiones profesionales o personales aunque se trate de preocupaciones ajenas a su trabajo, no le aplicarán a éste la atención debida, es decir, tendrán poco espacio en su cabeza para la tarea que necesita de su atención y concentración en ese momento.

La dificultad con la que se encuentran, es la falta de capacidad para lograr dirigir temporalmente toda su atención a la tarea que han decidido realizar en ese momento. Y su reto  será dejar de lado las otras preocupaciones o situaciones que le rondan por la cabeza. Un empleado que rinda con su capacidad y atención plena  intelectual en cada tarea, será mucho más efectivo y productivo que aquel abrumado por una multiplicidad de responsabilidades y preocupaciones. Y por todos es sabido que estas situaciones causan un descenso considerable en su rendimiento y productividad,  ya que provocan constantes y continuas pérdidas de atención en lo que se está haciendo, que de alguna forma hay que volver a recuperar.

De esta manera el estrés se apodera de quien ha de tomar decisiones, y la calidad de éstas se resiente al mismo tiempo que lo hace la calidad de vida. Dar vueltas al pasado o acumular miedos respecto del futuro constituye una pérdida de energía y eso tiene un coste muy caro que siempre se paga.

La recompensa del trabajo bien hecho es la oportunidad de hacer más trabajo bien hecho Jonas Edward Salk.

No nos equivoquemos; aunque parezca que estemos hablando de lo que se conoce como TDA es decir Déficit de Atención Dispersa y TDAH si es además con hiperactividad, en realidad, no hace falta sufrir este trastorno para que los síntomas de esta enfermedad sean sentidos por muchos trabajadores, para que los problemas de atención afecten el cumplimiento de las tareas laborales y, como consecuencia, afecte directamente a las organizaciones.

Continuamente hay pequeñas y grandes distracciones que dan lugar a que se sientan los síntomas de este síndrome, que entorpecen el desempeño de los empleados y, en ocasiones, pueden provocar serios daños a su bienestar y/o a la productividad de la empresa.

La conducta emocional del ser humano es la que marca la pauta en todo lo que hacemos. Es decisiva, ya que condiciona los resultados. Si en las organizaciones no se presta atención a la condición humana del trabajador  y se ignoran las situaciones que influyen negativamente en ella, todo marchará peor.

Y ejemplos, hay muchos a los que se debería dedicar atención:

  • por qué se tiene dificultades para organizarse,
  • por qué se está disgustado,
  • por qué se distrae tan fácilmente,
  • por qué no se entiende lo que se dice,
  • por qué no se rinde,
  • por qué se está nervioso,
  • por qué se siente abrumado,
  • por qué se está siempre a la defensiva,
  • por qué se siente uno invadido por todos lados,
  • por qué se siente que no se llega a todo, etc.

Resulta lamentable que muchos directivos o responsables de personas, y nadie pone en duda de que sean buenos o incluso excelentes profesionales, no conozcan ni sepan sobre conducta humana y en la mayoría de los casos, lo que es peor, no les interese para nada dicho tema; es más, sienten que para ello no tienen tiempo. Pero, sin embargo, trabajan todos los días y de manera directa con sus colaboradores o con sus subordinados, que son personas.

Para solucionar este problema se necesita llegar a la Atención Plena y ésta consiste en prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar lo que se va a hacer, ya que eso se debería haber hecho con anterioridad.

A la atención sólo se accede desde la calma mental. Y a la calma mental sólo se accede desde la relajación. Eso significa que es fundamental encontrase en calma a la hora de tomar decisiones.

Para entender este concepto debemos tener en cuenta que esta práctica no es un invento moderno, sino que tiene sus fundamentos en la meditación. Y  meditar es un hábito muy saludable para los empleados, directivos, profesionales, personas, que quieran reducir sus niveles de estrés. La Atención Plena surge como una herramienta para aplicar estos beneficios de forma práctica a la vida cotidiana, tanto profesional como personal.

Parar, aprender a parar para recuperar la calma y con ella la atención, supone tomar la decisión de hacerlo. Relajarse es un arte. Una técnica. Y es necesario aprenderla. Esta será una disciplina, en mi opinión, que deba dominar todo profesional de la productividad.

José Ignacio Azkue