En cada uno de mis cursos y seminarios de productividad personal que imparto, una parte, que considero muy importante, la dedico a explicar en qué consiste y la importancia que tiene la perspectiva dentro de la efectividad de cualquier persona. Es decir, en qué nos podemos basar para tener muy claro cuáles van a ser las prioridades que me van permitir elegir bien mis tareas, para que, gracias a esa acertada elección, mi trabajo sea altamente productivo.

Como una parte más de la perspectiva y de mi trabajo, trato de descubrir los objetivos o los deseos a los que una persona puede querer llegar en más o menos 5 años, esto es, a largo plazo. Lo hago porque las personas que tienen definidos, en esta temporalidad, los ideales que pretenden alcanzar llegan a conseguir, en general, tales logros, y gracias a ello son consideradas por los demás como exitosas.

Y para centrar el tema les lanzo una pregunta: ¿cómo te quieres ver o a dónde quieres llegar en ese lapso de tiempo? Sin embargo, el panorama que, más habitualmente, me encuentro es bastante desolador. La gran mayoría de las personas con las que interactúo en estos casos nunca se han parado a pensar sobre estos aspectos y, como consecuencia, deambulan por la vida, a mi entender, sin un rumbo fijo.

Por ello, les sigo preguntado: ¿qué queréis ser: leones que reinan en la selva o corderos que se esconden en el anonimato del rebaño? Si en tu caso eres un cordero que va a donde te lleva el pastor de turno, pero quieres cambiar y transformarte en un león, una persona de éxito, tendrás que aprender a pensar y actuar como este último.

Cuando te encuentres a ti mismo al lado de la mayoría, es tiempo de parar y reflexionar”, Mark Twain.

Si es así, deberás empezar a interesarte por unos aspectos de gran importancia, así como cuestionarte ciertas actitudes y reflexionar sobre determinadas preguntas para tratar de buscar respuestas positivas que te orienten al cambio: ¿cómo piensan las personas exitosas o «leones»?, ¿qué hacen?, ¿cómo se levantan todos los días de la cama?, ¿cómo sueñan?, ¿cómo actúan?, ¿cómo se enfrentan a las dificultades de la vida?, ¿cómo se plantean los retos?, ¿cómo los buscan?

También deberías responder las mismas preguntas, pero enfrentándote a tu realidad diaria y, sobre todo, después de haber respondido a las anteriores preguntas, te animo a que compares tus respuestas con las que diste sobre los leones: ¿cómo pienso yo?, ¿qué hago?, ¿cómo me levanto todos los días de la cama?, ¿cómo sueño?, ¿cómo actúo?, ¿cómo me enfrento a las dificultades de la vida?, ¿cómo me plantean los retos?, ¿los busco?

Resulta fundamental para poder acceder a un cambio positivo identificar dónde se está fallando, cuáles son las ideas y las creencias limitantes que nos frenan, así como buscar en nuestra forma de ser las actitudes que nos bloquean y nos anclan a un contexto erróneo o para nada alentador en cuanto a visión de futuro.

En mi opinión, hay ciertas personas que identifican el éxito con el logro de unos objetivos vinculados a la posesión de bienes materiales, por ejemplo, un buen coche, una buena casa, una cuenta corriente saneada y abultada, etc., dejando de lado otros aspectos, tal vez, más importantes. Por ejemplo, como tener éxito en las relaciones familiares o disfrutar cada día de su trabajo.

El éxito para una persona se debe sustentar en un equilibrio entre diversas áreas de nuestra vida, donde deben estar presentes la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, las responsabilidades laborales, la salud, los conocimientos, el desarrollo como persona, las responsabilidades sociales, entre otras, además de las puramente económicas.

Así mismo, las personas exitosas presentan unos patrones de conducta muy definidos, además de tener claridad sobre las acciones diarias que le son prioritarias. Efectivamente, difieren en una serie de aspectos del resto de los mortales. Voy a desgranar unas ideas para ayudarte a comprobar dónde te encuentras tú hoy en día.

  • La primera creencia fundamental de la persona de éxito consiste en que tus logros dependen de tus decisiones, no de tus condiciones.

Cuando una persona se siente atrapada por la condición en la que vive, es difícil que pueda superar esas circunstancias y proponerse retos que alcanzar. Seguro que te vienen a la cabeza, según lees estas líneas, ciertas personas de tu entorno que se quejan de que han nacido en una familia pobre, de que no han tenido una buena educación, de que no han podido disponer de dinero para montar una empresa, etc., y de que, como consecuencia de esas circunstancias, no han podido lograr sus sueños.

Si quieres hacer un cambio permanente, deja de centrarte en el tamaño de tus problemas y céntrate en tu tamaño”, T. Harv Eker.

Por el contrario, hay otras que toman decisiones: buscan libros que leer y con los que aprender, buscan relaciones provechosas, definen lo que quieren aprender, identifican qué hábitos deben adquirir o modificar, definen con claridad lo que quieren conseguir. Para estas personas, son fundamentales las decisiones que toman en cada momento sobre lo que deben de hacer.

Como ejemplo de esta idea, te pongo el caso de Nelson Mandela, una persona con una condición y un futuro, aparentemente, poco prometedor, que pasó 27 años de vida en la cárcel y que, incluso, fue calificado como terrorista por la Administración de Estados Unidos, pero que actuó de manera consciente y llegó a ser elegido presidente de su país, además de convertirse en una persona muy respetada y un referente al que imitar y seguir a nivel mundial. En definitiva, una persona de éxito.

Hay un paradigma referente a esta idea; es muy probable que nadie pueda elegir la condición en la que nace o vive, pero sí podemos decidir y actuar para movernos de la situación en la que nos encontramos a otra más deseable. Tu poder de decisión es capaz de transformar tu condición.

  • Otra creencia básica es que una persona de éxito aprovecha cada oportunidad para descubrir o reforzar su potencial y para definir sus sueños.

Al actuar así, de lo que se trata es de que consigas alinear tus esfuerzos para que enfoques toda tu energía en aprovechar todas tus virtudes, que seguro que las tienes, además, es primordial estar siempre atento para construir un sueño, un objetivo que te lleve a lo que tú hayas definido como tu éxito.

Sin reflexionar sobre cuál es tu punto de partida, sobre de qué medios dispones y, sobre todo, hasta dónde quieres llegar, será imposible salir de tu rutina diaria, que, a lo único que te lleva, es a consumir tus horas sin ningún fin más que el de sobrevivir.

Lo imposible sólo tarda un poco más”, Natalia Fernández

Cuando una persona no tiene claras estas ideas, es poco probable que persiga algo: se limita a deambular sin un rumbo fijo al que dirigir su atención. Esto se puede comparar con un hámster en su jaula, que pasa parte de su día andando sin parar en una rueda sin fin, que no le lleva a ninguna parte, salvo consumir su energía. Lo mismo se puede decir de ciertas personas que se limitan a levantarse, desayunar, ir al trabajo, comer, trabajar de nuevo, volver a casa, cenar, ver la televisión y dormir, todos los días las mismas rutinas sin ningún sueño que perseguir.

Estas personas son conscientes de que hoy en día hay más cosas por hacer que tiempo para llevarlas a cabo. Como saben que no pueden atender todo lo que se les presenta, se focalizan en lo que les resulta prioritario y lo atienden especialmente bien, con cariño, con entrega.

Sin embargo, las personas reactivas se dispersan en sus acciones, atienden a todo lo que se les presenta, se quejan de las múltiples interrupciones que sufren todos los días, de las numerosas reuniones a las que tienen que asistir y que no les aportan nada, pero no hacen nada por cambiar su situación y, por tanto, les cuesta mucho cumplir con sus obligaciones.

  • Además, las personas de éxito aprenden a construir relaciones sanas a largo plazo.

Llegar lejos uno solo es muy difícil, lo más aconsejable es luchar y perseguir algo como miembro de un equipo, aunque este tenga tan solo a dos personas como integrantes, pero esto garantizará que el uno siempre vele por la calidad y las cualidades del otro. Cuando, en una relación, una de las partes es tóxica o no es todo lo positiva que debería ser, gran parte del esfuerzo y de la focalización se van a perder en tratar de solventar los problemas que surjan de la propia relación o simplemente tratando de neutralizar a esa persona. De ahí la importancia de que los compañeros de viaje convivan en armonía y que tengan un propósito en común.

Al levantarme no sabía que ponerme… ¡Y me puse feliz!”, Anónimo.

Espero que estas ideas te hayan sido útiles y te decidas a dar los pasos necesarios para transformarte en una persona de éxito. Si quieres ser de esas personas que logran sus sueños, una persona de éxito, te animo a que aprendas de ellas. Quizá: ¡Mañana puede ser un día diferente al de hoy!

 

José Ignacio Azkue