Desconectar del trabajo y de las obligaciones profesionales no es algo fácil en la actualidad, pues estamos tan sobrecargados de compromisos por completar que, ni en los momentos de descanso, es posible olvidarse de ellos. Resulta demasiado fácil, y puede ocurrir recurrentemente, que la mente vuele para reencontrarse con las facturas, los proyectos, los clientes y los problemas cotidianos que se habían dejado supuestamente atrás, a pesar de que nos encontremos en la playa más paradisíaca, o en la montaña más hermosa, tratando de disfrutar de unas merecidas y reparadoras vacaciones.

Las rutinas diarias llegan a calar con tanta profundidad y el trabajo diario exige tal nivel de esfuerzo y dedicación, que la mente ha aprendido e, incluso, somatizado, vivir con los problemas laborales las 24 horas del día, lo que hace difícil, si no imposible en demasiados casos, la desconexión real con el trabajo y las obligaciones laborales.

Todo el mundo sabe que el estrés, ese «fiel» compañero diario, debería quedarse siempre en la oficina, y más aún en los períodos vacacionales, pero no es raro ver a personas pendientes de los ordenadores o colgadas de su móvil; son aquéllas que no han sabido desconectar del trabajo y se han llevado sus preocupaciones en la cabeza como si se tratase de bagaje adicional en sus maletas.

No saber apartar el trabajo de tu foco en vacaciones no solo te perjudica a ti, también afecta a los seres queridos que te acompañan en esos señalados días. No es agradable estar descansando y supuestamente disfrutando de unos días de relax, mientras tu cabeza está en otro sitio o se mantiene pendiente de asuntos que no van en concordancia con los del resto de la familia. Esta actitud puede provocar problemas con los demás: con tu pareja, con tus hijos, con tus amigos; todos ellos pueden llegar a sentirse excluidos o poco valorados en comparación con lo que demanda tu atención.

De vez en cuando desaparece, tómate un pequeño descanso, para que cuando vuelvas a tu trabajo tu juicio sea más acertado” Leonardo da Vinci.

Te debes tomar los descansos y las vacaciones muy en serio, pues son una parte verdaderamente importante de tu trabajo. Sí, me habrás leído en más de una ocasión, si sigues mis artículos, que preparar tu trabajo es algo indispensable, hoy en día, para ser productivo.

De la misma manera, es igualmente necesario descansar y desconectar para estar preparado para el trabajo, para poderte enfrentar a los retos diarios con la necesaria energía, así como para poder superarlos satisfactoriamente con el esfuerzo apropiado. Si no dedicas el tiempo necesario a recuperar fuerzas y reparar el desgaste mental y físico que te supone cumplir con tus obligaciones diarias, te costará mucho más, necesitarás llevar a cabo mayores esfuerzos para realizar bien tu trabajo, razón por la cual tu productividad se verá comprometida.

La primera idea que debes asumir es que desconectar de tus problemas laborales e, incluso, olvidarte temporalmente de ellos, no te convierte en un irresponsable. De hecho, es lo que se deberías de hacer para poder rendir más cuando retornes a tu trabajo.

Antes de que lleguen las vacaciones deberías ir preparando el terreno. Para ello sería interesante que fueras acotando tu trabajo y, sobre todo, predisponiendo a tu mente para el cambio que va a experimentar. Reemplazar la actividad frenética y la adrenalina que conlleva lo laboral por la calma, puede resultar difícil para más de uno.

Respecto de tu trabajo, días o, incluso, algunas semanas antes, empieza en serio a no aceptar compromisos que, porque te vas a ir de vacaciones, calcules que no cumplirás. Es mejor decir que “no” y remitir a la vuelta de vacaciones esos trabajos, por supuesto, que aceptarlos y sufrir durante tus días de descanso la presión de haber dejado cosas sin finalizar.

Si no te es posible posponerlos, piensa que la delegación también es una opción. A tal fin, forma y prepara a alguna(s) persona(s) que puedan atender esos compromisos durante tu ausencia de modo que, cuando tú no estés, tengas la tranquilidad de que están en buenas manos. Entrénales en los nuevos cometidos con la antelación suficiente para que te puedas ir tranquilo.

Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte” François de la Rochefoucauld.

Procura, y afánate, en ir cerrando los máximos frentes posibles con la antelación suficiente como para llegar a tus vacaciones con el trabajo controlado. Si, como te he comentado más arriba, empiezas a utilizar más a menudo y con mayor objetividad el “no”, aunque sea de manera temporal, hacia esos compromisos que no podrás atender por hallarte en esas fechas previas a tu partida, te encontrarás con que aumentan las posibilidades de centrarte en todo lo pendiente y que así, muy probablemente, cerrarás a tiempo.

Decídete por la desconexión total. Toma conciencia de que debes aislarte del trabajo si quieres descansar y, en consecuencia, aléjate de las herramientas que te unan a él. Por tanto, olvídate de llevar contigo el ordenador portátil y modifica las configuraciones de las aplicaciones de tu móvil para que no te entre ningún mensaje de tu trabajo durante todas las vacaciones.

Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones” Sócrates.

Creo que a la hora de desconectar hay que ser radical. Si te distraes o caes en la tentación de “mirar un momento el correo” o de, simplemente, “entrar un segundo a ver no sé qué”, estarás abriendo la puerta para que el trabajo y, con él, todo lo que le acompaña, invada de nuevo tu vida y consiga alejarte de lo que estabas haciendo, que era descansar. Porque basta un solo correo para que tu cabeza empiece a calentarse hasta entrar en ebullición y te reviente las vacaciones.

Antes de dejar tu trabajo, también puedes crear un filtro en el correo electrónico que conteste, en tu ausencia, a los correos entrantes. Con el mensaje de este filtro puedes anunciar que te encuentras de vacaciones e indicar la persona de contacto que, en tu ausencia, atenderá dichos correos. Este simple gesto te dará la tranquilidad de que no quedarán desatendida, las posibles solicitudes que lleguen en tu ausencia.

Así mismo, procura usar lo menos posible el móvil y, sobre todo, las redes sociales. Ten en cuenta que sitios como Facebook, Twitter, Instagram o Telegram, por ejemplo, terminan causando problemas de dependencia al convertirse su uso en un hábito muy arraigado. Es mucho mejor, para ti y los tuyos, dedicarles menos tiempo a banalidades y centrarte más en la gente que tienes a tu alrededor y, por supuesto, en ti mismo.

El arte del descanso es una parte del arte de trabajar” John Steinbeck.

La productividad no es solamente para trabajar o tratar de hacer muchas cosas; también va de gestionar correctamente tu descanso y saber qué hay que hacer y cuándo hay que dejar de hacerlo.

La vida está para vivirla y, durante el descanso y las vacaciones, para disfrutarla. No para sufrirla. El trabajo es una actividad más de tu vida, así que no permitas que sea lo único ni que pase a ser lo más importante.

 

 

José Ignacio Azkue