En general, para la mayoría de los mortales, junto con la época estival llegan también las deseadas y esperadas vacaciones. Y, con ellas, te vas a encontrar, de un día para otro, con jornadas completas para descansar, para desconectar y olvidarte de tus obligaciones laborales, para romper con esas costumbres y hábitos diarios que, al final, tanto te aburren y que terminan por mermar tu capacidad de trabajar con productividad, lo mismo que le ocurre a cualquier persona.

Efectivamente, es muy probable que te hayas pasado casi un año entero —si es que no eres de los que fraccionan tus vacaciones— sometiendo a tu cuerpo y, sobre todo a tu mente, a las rutinas diarias, a tus obligaciones, a los cambios constantes de prioridades, a las urgencias y, seguramente, todo esto, en demasiadas ocasiones, te habrá resultado estresante.

A ciencia cierta, llevarás, hasta ahora, meses y meses acumulando el desgaste que te supone:

Y por fin, llega el momento tan deseado, por otra parte, por todos, de romper ese ritmo trepidante que se ha transformado en rutina y cambiar la inercia que te hace moverte al son de lo que otros tocan, para frenar ese modo de vida y ajustar tu ritmo vital a la nueva situación que supone las vacaciones y el ocio.

El arte del descanso es una parte del arte de trabajar”, John Steinbeck.

Tu cuerpo y tu mente necesitan descansar, desconectar, cambiar el estrés y la ansiedad que te causa tu trabajo por sosiego. Necesitas reponer fuerzas y recargar tus pilas y, para ello, deberás aprovechar al máximo ese nuevo tiempo de asueto que te permiten las vacaciones.

Desconectar de tu trabajo durante este merecido descanso no es solamente un derecho que tienes, en realidad es una obligación con la que debes cumplir. Hacerlo significa detener la conexión o la relación que tengas con tu trabajo. Debes tener, figuradamente, una especie de interruptor que puedas accionar y que te separe física y mentalmente de tus quehaceres y obligaciones diarias, para romper así con unas rutinas que te agotan mentalmente y cambiar el escenario tanto físico como mental. Esta es la manera en que podrás recuperar tus capacidades, tu motivación y, por qué no decirlo, tus ganas de trabajar.

Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones”, Sócrates.

Para lograrlo, debemos esforzarnos en llevar a cabo un cambio radical de actividad y eso puede suponer, en muchas ocasiones, incluso un cambio de lugar y de compañía. Pero lo más probable es que no vivamos solos y, si esta es tu realidad, deberás pensar que este cambio también va a afectar a tu familia, a tus amigos o a los que te rodeen o acompañen durante esos días.

Deberás de tener en cuenta sus gustos, sus preferencias, sus aficiones para que las vacaciones sean algo positivo para todos, y que a ti y a los demás os permitan cortar con las rutinas que, durante unos días, queréis dejar de lado. De lo contrario, pueden terminar siendo un foco de problemas y conflictos que lo único que harán será echar más leña al fuego acumulado durante todo el año de trabajo.

Para logar esa ansiada desconexión te voy a proponer unas ideas:

  • Desconecta tu móvil del trabajo, para ello, comunica a tu equipo o las personas con las que te relaciones profesionalmente que no vas a estar disponible e, incluso, desconecta tu aplicación de gestión del correo electrónico.
  • Si utilizas la aplicación de WhatsApp, que cada día está más extendida en el mundo laboral, silencia los grupos o a las personas que tengan que ver con tu trabajo; pero, previamente, anúnciales las fechas en las que no vas a estar disponible.
  • Programa en tu dirección de correo electrónico una respuesta automática para que, a cada correo entrante, le devuelva otro anunciando tu nueva situación vacacional, es conveniente incluir algunas opciones a las que pueden recurrir para solucionar sus necesidades.
  • Aprende que la delegación también es una opción muy productiva. Vete preparando con la adecuada antelación las tareas que veas que te van a quedar sin completar, si en realidad no se pueden posponer hasta que acaben las vacaciones, prepara a algún compañero que se pueda responsabilizar de ellas.
  • Olvídate de los objetos que tengan que ver con tu trabajo como, por ejemplo, el ordenador. Tenerlo presente y utilizarlo te puede tentar a “ver cómo van las cosas” y caer en la trampa de volverte a enganchar con lo que querías olvidar durante unos días.
  • Cambia tus rutinas: desconecta las alarmas, incluso las de tu teléfono, busca nuevas actividades que no realices habitualmente, atrévete a probar cosas nuevas y ocupa tu mente en distraerte y en aprender a no preocuparte. Las vacaciones son el momento perfecto para romper con la rutina laboral y los horarios.
  • Aliméntate bien y olvida también las rutinas en este aspecto tan importante de tu vida. Durante las vacaciones, y especialmente en las de verano, se dan muchas oportunidades para disfrutar de frutas y verduras, entre otros alimentos que no se están disponibles en otras épocas del año. Aprovecha y ordena tus comidas, hazlas saludables. Comer sano también puede ser otra manera de desconectar.
  • Practica actividades físicas, sobre todo si durante el resto del año eres consciente de que es una de tus áreas abandonadas. No se trata de machacarte hasta la extenuación, se trata de cambiar tu ritmo de vida.
  • En el caso de que tus responsabilidades en la empresa sean altas o, incluso, si eres un mando intermedio, asume con naturalidad y responsabilidad que no eres imprescindible. No tengas miedo, la empresa seguirá funcionando.
  • Involúcrate en vivir el momento presente, el ahora, disfrutando al máximo con cada pequeña cosa que puedas hacer y, sobre todo, valorando cada instante que pases con los tuyos. Probablemente no te des cuenta de que pasas la mayor parte del tiempo pensando en el futuro o en el pasado, olvidando el presente que ahora puedes disfrutar de manera consciente.
  • Aunque esto último te parezca una tontería, olvídate del reloj por unos días. No te lo pongas y asume que en vacaciones no hay horarios y disfruta de esta posibilidad que no se da en el resto del año.

Las vacaciones de muchas personas no son viajes de descubrimiento, sino rituales de tranquilidad”, Philip Andrew Adams.

Si disfrutas de las vacaciones, de las buenas compañías, de conseguir un descanso saludable y de calidad, y desconectas realmente de tu trabajo y de tus obligaciones, podrás regresar totalmente renovado y con tu motivación y tus baterías recargadas.

Estas circunstancias tan favorables influirán, sin duda, en tu productividad y en tus resultados y es tu obligación aprovechar estas oportunidades para conseguir que, cuando retomes tu trabajo, te encuentres en las condiciones óptimas y con las energías suficientes para asumir los nuevos retos que, seguro, llegarán.

Seguramente que, tras una adecuada desconexión y un buen descanso, cuando te reincorpores al trabajo, te podrás enfrentar a los problemas con nuevas soluciones o con pensamientos más claros. Tras un reposo conveniente, las nuevas ideas fluirán en tu mente con mayor efectividad y te volverás, probablemente, más creativo y capaz de despertar cada día con una actitud más positiva y distinta.

 

José Ignacio Azkue