En estas fechas que se acercan, muchas personas disfrutan de unas mini vacaciones. Hemos dicho que algunas personas las disfrutan, debemos ser conscientes que también hay un buen número de personas que las sufren: reuniones con ese familiar que no aguanto ni me aguanta, las siempre tan relajadas comidas de empresa, las repetidas comilonas que tan mal me sientan y me hacen engordar todos los años, las promesa que nos hacemos para el próximo año y que el día 7 de enero olvidamos.

Hablando de esto último, de las promesas que no cumplimos. ¿Por qué no le damos un sentido más a estas Navidades y tratamos de aprovechar la oportunidad que nos ofrece estos días, para mejorar algunos aspectos de nuestra productividad personal? El ser productivo al final, puede ser un estilo de vida, además de algo que nos ayude a ser más eficaz en el trabajo.

Descanso. Debe ser el fin de todas las vacaciones, recargar nuestras pilas de energía para enfrentarnos a los nuevos retos que podamos asumir tras nuestra vuelta al trabajo. Aquí incluyo a los que no tienen trabajo, pero lo están buscando. Pienso que buscar trabajo, es un trabajo. Para descansar debemos desconectar, que no nos de miedo apagar el móvil, hacer dieta de redes sociales y olvidarnos del correo electrónico.

Reflexión.  Es un buen momento para hacernos las típicas preguntas que nos deberíamos hacer de vez en cuando y que casi nunca nos hacemos. Debemos reflexionar a un nivel superior sobre nuestras inquietudes y nuestros deseos. Lo bueno que tiene es que no vamos a cambiar el futuro ya que todavía no existe, pero si podemos cambiar el presente para lograr ese futuro deseado. Preguntas que nos podríamos hacer hay muchas, podríamos empezamos por estas: ¿Dónde estamos?, ¿A dónde queremos llegar?, ¿Cómo quiero estar dentro de…?, ¿Qué voy a necesitar?, ¿Qué quiero para mi, mi familia, mi…?

Objetivos. Dicen que más vale tener unos malos objetivos que no tenerlos. Me parece una gran verdad, pero que poca gente los tiene. Diferenciemos; las cosas que se tienen en la cabeza: quiero conseguir esto, quiero llegar a aquello, no son objetivos, son deseos que no tienen nada que ver con los objetivos. Estos deseos probablemente no los consigamos, además siempre pensaremos por ello que somos unos mediocres.

Los objetivos tienen que estar escritos. Si, en papel, en el ordenador, donde sea, pero meditados y escritos. En la cabeza vuelvo a repetir son deseos. Tienen  que tener un plazo, un plan de acción también escrito, unas revisiones para ver cómo vamos cumpliendo los pasos del plan de acción, debemos reflexionar con la frecuencia necesaria para ver que correcciones tenemos que dar, como si fuéramos un marino calculando nuestra situación y dando un nuevo rumbo correcto a nuestro destino.

Áreas de responsabilidad.  Son en muchas ocasiones las grandes olvidadas, sobre todo en las personas que sienten que en su día, no tiene posibilidad de abarcar todos sus compromisos. Por tanto, lo primero que olvidan son sus áreas de responsabilidad. Las podíamos definir como todos los aspectos de nuestra vida, tanto profesional, como particular, donde tenemos responsabilidad y capacidad de decisión. Pueden ser impuestas o las podemos adquirir voluntariamente. Unas nos vendrán como resultado de nuestro trabajo, otras las iremos adquiriendo según vaya cambiando nuestra vida personal o profesional.

Veamos unos ejemplos.

Profesionales:

Responsabilidades de mí puesto de trabajo, desarrollo profesional, formación de mis subordinados, definición de metas, planificación estratégica, ventas, relación con clientes.

Personales:

Mi pareja, mis hijos, la salud, deporte, el ocio, ética – religión, finanzas domesticas, desarrollo personal.

En ambos ámbitos hay un largo etcétera.

Aprovechemos estos días y demos un repaso  a todo esto, tengamos el valor y las ganas de coger lápiz y papel o sentarnos delante de nuestro ordenador: pensemos, meditemos, definamos y al final comprometámonos con nosotros mismos para cumplir y alcanzar nuestros sueños.

Al principio decía que te olvidaras del correo electrónico, si tienes miedo de cómo puede estar cuando llegues de nuevo al trabajo aquí te dejo unos consejos.

Finalmente no me queda más que desearte unas Felices Navidades y que el próximo año la suerte te sonría, la salud te acompañe y que el éxito sea una constante a lo largo de todos los días.

 

José Ignacio Azkue