Michael Jordan, será probablemente uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia. Tiene como característica en su personalidad, una constante mentalidad de superación y crecimiento. Esta cualidad es común a todas las personas que son envidiadas por su gran éxito.

No todo el mundo sabe, que de adolescente le expulsaron del equipo de baloncesto de su instituto. Esto no lo desanimo en absoluto. Le dio fuerzas para esmerarse y mejorar su técnica y resultados con la canasta.

Como él dice: “He fallado más de nueve mil tiros en toda mi carrera. He perdido más de trescientos partidos. En veintisiete ocasiones me han pasado el balón para que hiciera la canasta de la victoria y he fallado. He fracasado un montón de veces en mi vida, pero a través de estos fracasos he aprendido y he logrado el éxito”.

¿Eres de las personas que aprovechan los fracasos para crecer?, ¿sabes convertir los fracasos en lecciones para mejorar?, ¿qué conclusiones has sacado de tus últimos fracasos por pequeños que sean?

Podríamos seguir haciéndonos preguntas, lo importante es saber si somos personas que aprendemos y sacamos conclusiones de los fracasos, o por el contrario nos derrumbamos, no hacemos nada y nos conformamos.

Hay también quien nunca fracasa, pero son personas que nunca arriesgan y nunca  aprenden.

En las empresas o como personas debemos saber qué nivel de riesgo estamos dispuestos a aceptar. Si la situación refleja alto riesgo y posibles grandes pérdidas, deberemos bajar el listón, pero en el caso contrario, donde las consecuencias del fracaso no son tan importantes,  sería recomendable intentar romper viejos moldes y  asumir riesgos sin miedo al fracaso.

En el peor de los escenarios, es decir, ante el fracaso podremos sacar conclusiones positivas que nos ayuden en otras oportunidades.

El exponernos es ampliar límites, es una forma de aprender, crecer y a la larga tener éxito.

Una mentalidad de crecimiento es el secreto para maximizar nuestro potencial. ¿Quieres que tus trabajadores, colaboradores, crezcan? Dales tareas por encima de sus posibilidades. Dedícales tiempo a ayudarles, enséñales a que reflexionen, diles que esperas que ocurran algunos errores y quítales el miedo.

¿Quieres que mejoren su rendimiento? Fíjales objetivos ambiciosos, cuando no los alcancen hazles reflexionar sobre qué podrían haber hecho diferente y dales otra oportunidad para intentarlo.

A la hora de fijar esos objetivos, procura que tengan entre un cincuenta y sesenta por ciento de probabilidades de éxito. Según el psicólogo e investigador Harvard Davis McClelland, esa es la medida óptima para obtener resultados excelentes.

Practicando el fracaso es como se llega al éxito, hemos visto cómo una persona necesita lanzar miles de tiros para ser el mejor.

Imagínate con nueve mil horas de práctica con una mentalidad abierta. Serás un experto en cualquier cosa, no tendrás miedo al fracaso y aprovecharás cualquier vicisitud para mejorar, aprender y avanzar.

 

José Ignacio Azkue