Las grandes mentes tienen objetivos, las demás deseos”. Washington Irving

Los objetivos nos sirven de guía a muchas personas para perseverar y tratar de lograr algo que hemos decidido que queremos conseguir. Lograr ese objetivo  puede que en muchas ocasiones no esté en nuestras manos. Fijar esos deseos que queremos conseguir, no nos garantiza que lo consigamos. Lo que sí depende de nosotros es ponernos objetivos que perseguir.

La triste realidad que constato a través de mi trabajo con muchos profesionales y empresas es que, muchos casos, en demasiados, no tienen definidos sus objetivos: ni como empresa, ni como profesionales, ni como personas.

Si una empresa no está orienta claramente a conseguir algo, necesitará mucho más esfuerzo para mantenerse viva dentro de la selva que es hoy en día el mercado. Y sus dirigentes, sus integrantes, en fin las personas, si no tienen muy claro que es lo que quieren conseguir, profesional o personalmente, es muy fácil que se pierdan entre cantidad de cosas por hacer que no le llevan a ninguna parte.

¿A dónde quieren llegar si no saben a dónde quieren ir?, ¿cómo van a conseguir algo si no ven claramente que tiene que hacer para lograrlo? ¡Qué difícil es y cuánto cuesta lograr algún resultado, si la mayor parte de su tiempo hacen cosas que no saben para o por qué las hacen!

Si ahora, por ejemplo, estás leyendo ese informe que has recibido por correo electrónico. ¿Estás de acuerdo con la elección que has hecho de leerlo?, ¿crees que es lo que deberías hacer en este momento? Si no es así, o si tienes dudas de que efectivamente estás haciendo lo correcto, posiblemente es que como no tienes claro lo que debes hacer, no hay objetivos, trabajas reaccionando y haciendo las cosas según van surgiendo.  También puede ser que esa tarea no tenga relación con tus objetivos, en caso de tenerlos.

Ye he comentado en más de un artículo publicado en este blog, que una de las mayores dificultades para el trabajador del conocimiento consiste en elegir con éxito su próxima tarea. Y esto es así, a  causa de la cantidad de cosas por hacer que tiene en cualquier momento, muchas de ellas, simples cosas por hacer pero que no están alienadas con nada.

A falta de objetivos claros, siendo extremadamente fieles a realizar las trivialidades diarias, nos convertimos en esclavos de ellas”. Robert Heinlein

No vamos a descubrir nada nuevo al afirmar que uno de los componentes críticos a la hora de mejorar nuestra productividad es centrar nuestra atención. El tener metas, el tener objetivos claros y bien definidos, nos puede ayudar todos los días a mantener y centrar nuestra atención sobre algo concreto, que nosotros hayamos elegido previamente, y que nos haga avanzar en la dirección correcta.

Si tengo muy claro y meditado que este año quiero incrementar un 15% mis ventas, es muy probable que tenga unos cuantos proyectos definidos para lograr ese objetivo:

  • Realizar un catálogo nuevo.
  • Captar todos los meses 2 clientes nuevos.
  • Estudiar, de los artículos que vendo, cuáles no me compran mis clientes.
  • Identificar los clientes menos rentables.
  • Reducir los plazos de entrega de mis productos.
  • Mejorar la gestión del almacén.

Recordad que, en el método GTD, “Proyecto es todo resultado que quiero lograr y que, para conseguirlo, debo hacer más de una tarea.

Una vez identificados los proyectos que debo realizar para lograr mi objetivo, deberé definir las próximas acciones que debo completar para dar por terminado el proyecto. De este modo me resultara mucho más fácil poder elegir una de ellas y llevarla a cabo. Cada tarea que finalice me acercará al final de mi proyecto y según vaya completando estos, me acercaré cada vez más al logro de mi objetivo.

Debemos de tener claro que los objetivos no son más que deseos, son ideas que queremos conseguir. Al igual que los proyectos, no son cosas concretas que hacer. Las tareas, por el contrario, sí  son acciones físicas y nos aparecerán cuando pensemos en los pasos que debemos de dar para finalizar nuestros proyectos.

Si me pregunto: ¿Cómo puede ser que haciendo lo que haga, siempre, termine en el mismo lugar, con la sensación de no haber hecho nada? En eses caso, tal vez debería cambiar  de pregunta y cuestionarme: ¿Cómo estoy de objetivos?, ¿me los he planteado en serio?, ¿los he escrito?, ¿tengo claros los proyectos con sus próximas tareas a realizar? …

Tal vez de esta manera consiga centrarme en algo que me ayude a conseguir mis sueños.

 

José Ignacio Azkue