Tener claras tus prioridades es fundamental para alcanzar lo que deseas, y te va a ayudar en tu productividad. Habrás de tenerlas presentes para poder elegir con efectividad y objetividad cuál va a ser la tarea que deberás llevar a cabo en cada momento. Date cuenta de que cada elección que hagas relacionada con tus prioridades, te va a permitir dar un paso más para ir acercándote cada vez más a éstas.

No creo que haya dudas, dada la naturaleza del trabajo de hoy en día, acerca de que cualquiera que quiera destacar como profesional o, simplemente, aspire a hacer bien su trabajo llevándolo a cabo sin estrés, deberá de ser poseedor, además de otras específicas de su puesto, de competencias en materia de productividad personal. Y dentro de tales competencias y como parte esencial de las mismas, deberá ser capaz de establecer claramente las líneas maestras que le habrán de servir de guía, es decir, sus prioridades.

Esta afirmación puede parecer demasiada evidente, pero de mi experiencia constato, ante la cantidad de casos con que me encuentro, que muchas personas carecen de prioridades claras, y que tal carencia les ocasiona dejarse llevar por las circunstancias que les rodean y no ser conscientes de que no son dueños de sus decisiones sino de las decisiones de otros, aunque este hecho no les aparezca tan cierto y por tanto no se lo crean o quieran creer.

Sí, ya sé que casi todo el mundo tiene sus prioridades en la vida, pero también es muy habitual que éstas se encuentren enclaustradas dentro de una especie de nebulosa. En general, esto se da por la falta de un ejercicio mental que les dé la suficiente claridad para hacerse evidentes. Como resultado, las prioridades quedan ocultas de la focalización necesaria para decidir bien y con efectividad a la hora de elegir la próxima tarea a realizar.

La vida no es siempre una cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mano mala” Robert Louis Stevenson.

Así, es muy fácil que queden enmascaradas entre una maraña de compromisos que no suelen tener que ver con tus prioridades, con todas esas tentaciones con las que te regala el devenir diario y que tanta facilidad tienen para nublar tu mente para que no seas consciente de las cosas a las que deberías dedicar la atención con especial ahínco.

A la hora de establecer tus prioridades, te puedes encontrar en el dilema de tener que elegir entre varias cosas, todas ellas relevantes para ti, lo que puede conducir a nublar tu criterio. El primer sentimiento será, lógicamente, de angustia, de incertidumbre e incluso de perplejidad porque cuesta elegir. Puedes llegar a creer, erróneamente, que todo es importante, y tus creencias te empujarán a tratar de quedar bien con todo el mundo. Así será fácil que termines por adentrarte en una funesta espiral que se irá retroalimentando. Cuanto más te angusties o te estreses, más trabajo te costará tomar una decisión racional y objetiva.

Cuando sientas que tienes muchas cosas por hacer, si careces de prioridades todas te parecerán importantes. Si le añades que eres consciente de que el tiempo no te da para todo, y ante una situación como ésta que siempre resulta estresante, te preguntarás: ¿Qué debo hacer primero? y, por tanto, ¿qué puedo dejar de hacer? En ocasiones cuesta trabajo establecer las prioridades, porque se tiene un conflicto interno entre las cosas que se quieren y las que se sabe que convienen. Elegir, cuando todo parece importante o necesario, es difícil. Pero se puede aprender a hacerlo.

Es muy típico echar la culpa a la falta de tiempo para no hacer algo, pero si analizas en profundidad por qué no tienes tiempo, te puedes encontrar ante tu propia falta de prioridades. Si yo te pido que limpies los estantes del archivo, lo más probable es que me contestes que no tienes tiempo. En realidad es verdad, como también lo es que limpiar los estantes no significa para ti prioridad alguna. Sin embargo, si te digo que si limpias los estantes del archivo te pagaré 10.000 euros, no me cabe duda de que el tiempo aparecerá ante ti para hacerlo de manera instantánea. Habrán cambiado tus prioridades de manera muy clara y evidente.

Dado que ni yo ni nadie te va a pagar tal cantidad por ese trabajo, no se trata de que no tengas tiempo sino, en realidad, de que no quieres hacerlo porque, simplemente, no representa una prioridad para ti.

Como somos personas inteligentes que, a través de nuestros actos, somos capaces de modelar nuestras vidas o, dicho de otra manera, si definimos nuestras prioridades podemos hacer que el futuro dependa, sino en todo, sí en buena parte de nuestra voluntad, algo tendremos que hacer para que así suceda.

El mundo necesita soñadores y el mundo necesita hacedores. Pero sobre todo el mundo necesita soñadores que lo hagan” Sarah Breathnach.

Hay quien espera a fin de año o a una determinada fecha para analizar y ponderar lo que ha logrado hasta ese día. Llegado ese momento, se para a analizar los éxitos o los fracasos, los logros o los intentos baldíos que han quedado por el camino; incluso, se paran a pensar en las oportunidades aprovechadas o dejadas escapar.

Todo este ejercicio es muy positivo, pero solo en caso de que, previamente, se hubiera definido qué era lo prioritario para llegar a cierto destino. Hay personas que evalúan sin haber hecho esa definición previa, lo que no dejará de arrojar un resultado que tendrá más que ver con el azar o de la suerte, que habrán permitido llegar para bien o para mal al momento y lugar en el que se hace el análisis.

Mucho más práctico y realista, si quieres llegar a una determinada meta, sería definir lo que, a futuro (por ejemplo, para el año que viene) significaría para tu caso un año extraordinario. Qué deseas lograr, a dónde quieres llegar, qué resultados quieres obtener. Una vez aclarados estos términos, te bastará determinar por cada uno de ellos las 3, 4, 5, 6 cosas o las necesarias que, a tu entender, necesitas llevar a cabo para poder llegar a esa fecha con los logros esperados.

Es decir, se trata de pensar en el futuro para traerlo mentalmente al presente, y tratar de aclararlo para definir las acciones que te permitirán llegar voluntariamente a él. De esta forma te podrás encontrar con 6 o 10 metas u objetivos, o los que sean, tanto profesionales como personales, para trabajar el próximo año. Ahora solo te faltará descomponerlos en tareas accionables que puedas llevar a cabo, es decir, tareas que puedas realizar. Esto es la clave: serán tus verdaderas prioridades.

El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace” León Tolstoi.

Si ya has incorporado el hábito de hacer los viernes la preparación de tu próxima semana, colocando tus prioridades en su lugar correspondiente para ver cuándo las podrás hacer mejor, algo ya de por sí extraordinario, te sorprenderás de lo que eres capaz de lograr.

Una semana tiene 168 horas. Si de las 40, 50 o 60 que puede que dediques a trabajar, ves tus prioridades en alguna de ellas en el momento más adecuado, tendrás los motivos y verás las oportunidades para llevarlas a cabo.

Si quitas las que tienes que dedicar a dormir y a alimentarte, todavía te quedará un remanente que podrás dedicar a cosas muy interesantes para tus planes. No me refiero a vegetar viendo la televisión basura que predomina por todas las cadenas ni tampoco a fisgonear lo que hacen o dicen tus supuestas amistades por las redes sociales; tampoco a leer la cantidad de mensajes absurdos y sin sentido que pululan a través de la mensajería instantánea. Me refiero, más bien, a tus otras prioridades, ésas que tienen que ver con tu vida familiar, tu desarrollo como persona, tu mantenimiento físico, los compromisos con tu comunidad, o lo que haya llamado tu atención y te interese. Basta, para ello, con identificarlas igual que si fueran prioridades profesionales, como ya he comentado.

Al final se trata de ver que siempre hay tiempo, que lo que falta es voluntad para hacer lo que se ha definido como prioridades. Por muy ocupado que se esté, siempre habrá la oportunidad para las prioridades claramente definidas. Te permitirán centrarte, sin agobios, en lo que te importa para construir el futuro y la vida que has definido y deseado.

 

 

José Ignacio Azkue