Todos conocemos, o a todos nos tocado trabajar, con esa persona o personas, que creen que tienen derecho a interrumpirte y a sabotear tu trabajo y, con ello, tu productividad en cualquier momento del día. Normalmente se trata de una o de varias personas que, o bien pueden ser un compañero, un jefe o un subordinado, o incluso alguien exterior a tu empresa, como un cliente. Seguramente se trate de un mediocre que necesita la ayuda de todos en todo momento.

Alguien que tiene metida la duda entre ceja y ceja y los problemas le paralizan. Te necesitará para despejar su incertidumbre y no será capaz de avanzar sin ayuda, o estará paralizado hasta que alguien le dé un empujón lo suficientemente fuerte para sacarle del atasco en el que se encuentra.

Alguien que está convencido de, y piensa erróneamente que, su trabajo es el único importante, y no dudará en bombardearte con correos electrónicos, con llamadas o incluso visitándote reiteradamente en tu puesto de trabajo hasta que capte tu atención y dedicación.

Esta persona exagera  generalmente la importancia de su necesidad, con el fin de acaparar tu atención y de tu ayuda. Después, probablemente con el trabajo resuelto, el mérito habrá sido solo suyo  y “olvidará” las aportaciones y ayudas que ha recibido.

Lo único que de verdad logra este tipo de personas es sabotear la productividad de los demás en aras de su propio beneficio. Hay que tenerlas identificadas para tratar de controlarlas, y hemos de tomar las medidas que sean necesarias para evitar que nuestra productividad, nuestra eficacia y nuestro trabajo se vean resentidos.

Veamos algunas razones por las debemos alejarnos de ellos en la medido de lo posible.

  1. No verán, ni tendrán en cuenta la importancia de nuestros trabajos. Para ellos lo importante es lo que tienen en ese momento entre manos. Si se paran, no saben continuar con otra cosas hasta que se les ayude, por lo que te pararán a ti en tu trabajo una y otra vez y no tendrán ningún remordimiento por ello.
  2. Te harán caer en la multitarea. Ya hemos explicado en algún artículo, que caer en esto, es una de las maneras más improductivas de trabajar. Tendrás que dejar tu trabajo a medio hacer para solucionar problemas ajenos. Cuando esto ocurre, está demostrado que el 40% de las personas no vuelven al trabajo que estaban haciendo; es más, cuanto más difícil fuera éste, menos posibilidades hay de volver a retomarlo. Como consecuencia, quien cae  deja cosas propias sin resolver que tendrá que retomar en algún momento. Y es muy probable que  se pierda parte del trabajo realizado, por  lo cual  completarlo llevará más tiempo y recursos.
  3. Tus proyectos, tus trabajos se retrasarán. Esto es consecuencia del punto anterior. Y esto deja sus secuelas, tanto personales como profesionales. Cada vez que vemos, y esto ocurre con demasiada frecuencia, que algo se nos atrasa, que nuestro proyecto tiene la fecha de finalización muy próxima pero que nos bombardean con otras cosas, que nos manipulan para anteponer otras necesidades a las nuestras, nos estresamos y probablemente nos desmoralizamos. Y esto afecta a nuestro trabajo, porque probablemente la calidad de lo nuestro se vea resentida. Pero lo más importante es que también afecta a nuestra salud. Así que, ¡ojo!, porque después de convivir durante cierto tiempo con esta clase de personas puedes llegar a la errónea conclusión de que el trabajo es así y que no se puede hacer nada para solucionarlo.
  4. Si eres de los que planifican lo que quieres hacer, verás constantemente que no cumples lo que te habías propuesto. Eso te llevará a renegociar constantemente tus compromisos. Te hará quedar mal en demasiadas ocasiones, ya que no cumplirás lo que previamente habías acordado llevar a cabo con otras personas o contigo mismo.
  5. Te estresará. Una de las causas por las que nos estresa el trabajo es por no saber qué cosas tenemos que hacer. Otra de las causas es la continua improvisación. Los saboteadores de la productividad nos provocan ambas situaciones. No sabemos lo que nos va a llegar y nos obligan a improvisar.

Está muy claro que convivir con este tipo de personas reducirá sustancialmente tu productividad y eficacia. Son compañeros que no suelen destacar por su empatía, normalmente solo buscan resolver su problema y los demás, para ellos, no son más que su fuente de soluciones. Al final el problema radica en su creencia de que tienen derecho a todo, incluso a tu tiempo, tus conocimientos, tu experiencia, tus emociones y tu autoestima.

Debemos vigilar estas actitudes o podemos vernos muy pronto envueltos en un ambiente de negatividad, estrés, frustración y ansiedad. De hecho, trabajar día tras día en un ambiente como éste, puede ser muy duro y fatigoso, porque tendremos que poner nuestras necesidades por detrás de las suyas, y la desmotivación, la baja productividad, la desilusión y el agotamiento terminarán por ocupar nuestra silla. Y a pesar de todo, esto rara vez, lograremos arrancarle un gesto de gratitud y agradecimiento por su parte.

 

 

José Ignacio Azkue