La principal causa de no conseguir unos objetivos, parece obvia y que no extrañe a nadie que las mencione, es porque no nos lo planteamos. Es triste pero sucede en muchas empresas, sin duda en demasiadas.

Tampoco llegan a conseguirlo empresas, donde sí existe una política de objetivos clara, bien diseñada y definida. Lo que sucede es que, según vamos descendiendo en el organigrama, esos objetivos se diluyen.  

El otro día participaba en una mesa redonda, en la que había empresarios y responsables de negocios, no me resultó sorprendente, pero muchos de ellos no tenían una adecuada definición de sus objetivos.

Sí, querían ganar más, querían conseguir nuevos clientes, querían desarrollar nuevos productos, pero ahí quedaba toda su intencionalidad. Esta actitud equivale a no tener objetivos.

Cuando les preguntaba, ¿qué cosas concretas tienes que hacer o lograr para acercarte a lo que quieres conseguir? Se notaba que no lo tenían claro. Y en muchos casos ni se lo habían planteado.

A continuación venía la eterna escusa. “ES QUE NO TENGO TIEMPO”.

Esta frase denota un grave error de concepto, la persona que dice esto, está pensando en gestionar su tiempo. EL TIEMPO NO SE PUEDE GESTIONAR, aclaremos esto. El tiempo fluye de forma constante e imparable, no lo puedo detener, no lo puedo ahorrar, no lo puedo regalar. Lo que sí puedo hacer es decidir que tarea voy a hacer. Por tanto debo hablar de “gestión de tareas”.  No es importante las horas que trabajas, lo importante es lo que trabajas

Además, estas personas no tienen perspectiva, están atrapados por el día a día y ese es su horizonte.

Triste horizonte por otra parte, ya que no ves más allá de la inmediatez: la queja del cliente, el fallo en no sé dónde, la falta de tal cosa, otra vez el cliente, bla , bla , bla ,bla. Todo se transforma en atender imprevistos, urgencia, teléfonos, correos electrónicos, dudas, etc. Entramos en un círculo vicioso del que si no te sacan, es muy difícil de salir.

Es la falta de perspectiva, no sabemos trabajar con objetivos y no sabemos focalizarnos en la importancia que tiene avanzar todos los días, con pequeños pasos tras ellos.

El trabajador del conocimiento debe ser consciente de que, donde va a avanzar y lograr cosas, es a través de la perspectiva, a través de sus objetivos, por eso es trabajador del conocimiento. Para ello debe adaptar unas rutinas, unos hábitos, que le permitan, todos los días, y sin excusa porque tiene que ser todos los días, centrarse durante un determinado tiempo de su jornada laboral, en tareas relacionadas con estos objetivos.

El poder dedicar de esta manera y de forma rutinaria parte de nuestra jornada a este tipo de tareas, nos va a dar sensación de logro, ya que como decíamos, vamos a ver progresos y nos va a motivar. Qué diferencia trabajar motivado y con sensación de logro o trabajar en la rutina y sin otro horizonte que el acabar la jornada laboral.

A este tipo de tareas le podemos poner incluso un nombre. Las podemos llamar tareas de alta rentabilidad, tareas clave, tareas importantes, algo que nos sirva para diferenciarlas de las otras. Para saber cuándo debemos evitar las distracciones, cuándo debemos aislarnos de nuestro entorno, para entregar lo mejor de nosotros, para completar la tarea con la mayor calidad posible.

Si trabajamos así, si tenemos la perspectiva necesaria para saber cuáles son las tareas que nos acercan y ponemos los medios para cumplirlas, tengamos por seguro que tendremos casi todas las probabilidades para lograr nuestros objetivos.

 

José Ignacio Azkue