¿Sabes cuál es el motivo que más bajas causa en nuestras empresas?

Parece ser que la razón por la que un porcentaje muy elevado, cercano al 65% de personas se dan de baja, es porque no se sentían reconocidas o no sentían que se valorara su trabajo, no era por su sueldo, ni por enfermedad, era por falta de reconocimiento a su labor.

Investigaciones recientes muestras que en las empresas donde se utiliza el elogio como elemento motivador, aumenta un 54% el rendimiento de la gente y se reduce a la mitad el absentismo laboral.

Un psicólogo americano, Jim Goldman, llevo a cabo en el año 1992 una investigación con matrimonios, al final de la misma hizo una predicción sobre cuántos de ellos iban a terminar en divorcio en los próximos 10 años. Acertó en un 92%, predijo que aquellos matrimonios donde no se elogiaba a la otra persona terminaban en divorcio.

En la clínica Mayo también se han hecho investigaciones sobre el poder del elogio y se ha confirmado que no solo en al ámbito laboral tiene efectos positivos, sino que a las personas el hecho de elogiarlas puede aumentar su capacidad de vida en 10 años.

Entonces ¿tenemos que dedicarnos a hacer la pelota a todo el mundo? No, elogiar no es hacer la pelota, vamos a ver cómo hay que hacerlo.

Vamos hablar del elogio como si estuviéramos hablando en términos bancarios.

Supongamos que tenemos en el banco una cuenta corriente con determinado saldo. Si extendemos un cheque por importe superior a ese saldo y queremos hacerlo efectivo nos lo devolverán porque no tenemos saldo suficiente.

Con las personas pasa exactamente lo mismo, para poder dar a alguien un feedback negativo, para hacerle una corrección, antes he tenido que hacer una serie de ingresos positivos, es decir, le he tenido que elogiar. Investigaciones señalan que la relación debe ser de 5 a 1, se debe elogiar o reconocer  5 veces, antes de darle una corrección y que esta se acepte bien y no sea rechazada como algo negativo o un ataque a su persona.

Pero no vale solo con esto, el elogio tiene que tener una serie de características, vamos a verlas:

  • Tiene que ser sincero porque las personas son capaces de percibir perfectamente cuando se les está haciendo la pelota, elogiando falsamente o cuando sale del corazón y es sincero.
  • Tiene que ser especifico porque la persona tiene que saber porqué se le está elogiando, no vale para nada decirle a una persona “lo has hecho muy bien, perfecto, estupendo” porque no va a saber a que nos referimos, si ha sido la presentación, la negociación o qué. Habrá que decirle “Me ha encantado como presentaste el otro día el proyecto, fue muy ameno, nuestro cliente se ha ido con una idea muy clara de cómo podemos ayudarle”.
  • Tiene que ser personalizado no a todo el mundo le gusta que se le elogie de la misma manera. Hay personas que les gusta el elogio público y ante los demás, sin embargo hay personas que no aguantan esto, es más, se sentirían atacadas y habrá que hacerlo con ellas en privado.

Hay dos cosas que no se deben de hacer al elogiar:

  • Corregir después de elogiar.
  • Retar a seguir así.

Esto es así ya que si acostumbramos a las personas a que después de algo bueno venga la corrección o la reprimenda, en cuanto empecemos a elogiarlas, no la van a escuchar ya que se van a poner en guardia para recibir lo malo.

Nos podemos preguntar y ¿con que frecuencia hay que hacerlo?

Los estudios nos dicen que el ratio adecuado es de una vez a la semana, si nos pasamos de ahí corremos el peligro de que no se tomen las cosas en serio.

Un elogio no funciona cuando:

  • Nunca se ha hecho.
  • Se busca un arreglo rápido.
  • Cuando primero debemos disculparnos.
  • Cuando es el único medio de comunicación que se usa.
  • Cuando el talento no está alineado con las tareas.

Un elogio se puede hacer de varias maneras.

  • Hablado – escrito
  • Público – privado
  • Esperado – inesperado
  • Profesional – personal

Podemos encontrarnos con ejecutivos, que nos argumenten que no tienen tiempo para andar fijándose en la gente para ver lo bueno que hacen y elogiárselo. Es importante que vean,  como por ejemplo con las cifras que se han dado al principio, de la ventaja que tiene el elogio. Es importante que vean el retorno que tiene la inversión que hacemos de nuestro tiempo para elogiar, en motivación de nuestros colaboradores.

Os propongo un pequeño ejercicio. Probar a elogiar cada día a una persona de vuestro equipo y ver los resultados.

Tenemos un hábito en general que debemos cambiar. Tendemos a fijarnos solo en lo que se hace mal. Cambiemos y empecemos a fijarnos primero en lo que se hace bien y aprovechémoslo para elogiar, veremos cómo nos vamos a sorprender con los resultados.

Pero recordar el elogio debe ser siempre SINCERO.

 

José Ignacio Azkue